Unos amigos
y yo nos reunimos periódicamente para compartir, jugar un cacho, y preparamos
algo de comer.
Para nuestra
próxima reunión debemos decidir que comprar, y no llegamos a ponernos de
acuerdo. Finalmente somos 10, y cada uno tiene preferencias y gustos
particulares.
7 estamos de
acuerdo en comprar picaña y tira, chorizos y ensalada.
2 insisten
en que quieren pollo con arroz.
El que falta
nunca dice nada, y estará de acuerdo con la decisión de los demás.
Está claro
que la carne de res es más cara, hay que saber prepararla, y tomará más
dedicación y paciencia. El resultado, si se hace bien, es espectacular!!!
El pollo es
barato, fácil de hacer, pero las últimas 14 reuniones comimos pollo, y estamos
ya un poco cansados. El que se encarga de comprar el pollo es conocido por
matar el cambio, pero se lo dejamos pasar. Finalmente el se brinda y es muy
diligente para hacer las compras.
Cómo
resolvemos esto? La humanidad ha desarrollado formas de convivencia, y ha
allanado la forma de resolver discrepancias. Debemos ser capaces de aceptar la
decisión de la mayoría, como antes esa minoría pudo contar con el apoyo de
todos cuando logró convencer con su menú.
No es
imposición. No es marginación. No es discriminación. Simplemente es aceptar las
reglas que son parte de pertenecer a este grupo humano. Me parece
que si la intención es mantener la integridad del grupo, debemos todos respetar
la decisión de la mayoría, tomar en cuenta la posición de la minoría, aceptar y
defender la determinación asumida, y seguir adelante.
Hasta ahora,
las encuestas pre electorales en Bolivia dicen que los defensores del pollo son
dos, y probablemente uno más que podrían convencer.
Será posible
que entiendan y acepten que ha llegado el tiempo de pensar en que somos 10, y
hemos elegido la democracia como forma de vida?
Hector
Castro G. * 09 Enero 2020
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