sábado, 24 de septiembre de 2022

SANTA CRUZ, TE TOCA ESTAR A LA ALTURA

Hace 50 años Santa Cruz era solamente una intención.

Hace 25 años Santa Cruz era un proyecto en marcha.

Hoy Santa cruz es una realidad que se impone inexorablemente en la realidad. Genera el 40 % o más del PIB, es decir que Bolivia cuenta con el aporte de casi la mitad de los bienes y servicios que se producen en Santa Cruz. Pero, si se necesita ser más claro, Santa Cruz produce el 75 % de los alimentos que todo el país consume.

Santa Cruz tiene la segunda población más grande de cada uno de los otros departamentos de Bolivia, y de acuerdo a las proyecciones, en pocos años tendrá el 50 % de la población nacional.

Está clarísimo que el futuro de Bolivia tiene el destino muy claro, y cualquier intención (que existe en alguna ideología absurda) de menospreciar la importancia de Santa Cruz es simplemente absurda o falta de lucidez.

Existe un fenómeno generalizado, ignorante y sesgado, que se da en occidente, y a su vez, en oriente y en la propia Santa Cruz.

En occidente se tiene casi como consigna la amenaza cruceña de acaparar los recursos y el herario nacional, y en Santa Cruz se mira a la generalidad de occidente como centralista y enemiga. Obviamente se trata de mitos y narrativas falsas y perversas, sin embargo se sostienen en el tiempo y no faltan los políticos impostores que buscan rédito repitiendo y amplificando tales falacias.

Es increíble que la narrativa se sostenga cuando es muy fácil ver la realidad. Es más, los bolivianos de occidente, individualmente, apuntan a Santa cruz como el destino para la prosperidad, desde sus provincias hasta la capital.

El otro fenómeno, al menos desde mi punto de vista personal, va a explosionar en cualquier momento. El complejo del cruceño frente al centralismo andino se terminará violentamente, pues cada día se dan más y más las condiciones para que toda Bolivia dirija sus intereses hacia Santa Cruz.

Hoy en día existe una especie de falta de autoestima de la cruceñidad, y se refleja nítidamente en sus liderazgos. Es difícil aceptar que tenga los líderes que tiene en los niveles regionales, y al mismo tiempo tenga un nivel de intelectualidad y cultura tan envidiables.

La demografía, la economía, y consecuentemente la política demandan que los conductores de los destinos cruceños estén a la altura que requieren y merecen.

Por eso se aprecia tanto el discurso de Oscar Mario Justiniano en la inauguración de la Fexpo 2022, cuando dice “Aquí no hay un emprendimiento chico si este nace con un sueño grande”, proyectando el espíritu cruceño ante los ojos y oídos de Bolivia entera.

La circunstancia política del país nos sitúa en un entorno hegemónico creado por el gobierno socialista, que no puede permitirse ningún grado de autonomía o descentralización, lo que va en desmedro de todas las regiones, pero se hace muy evidente en Santa cruz, por su realidad y potencial especialmente económico.

Esta es la explicación de la laxitud gubernamental frente al avasallamiento de tierras, los incendios en la Chiquitania y en las áreas protegidas de nor oriente, el sistemático bloqueo de carreteras, la persecución judicial de los líderes cívicos y el enorme aparato propagandístico contra cualquier reivindicación regional.

Por eso es tan importante que Santa cruz tome en serio la elección de sus líderes, que deben ser más que solamente caudillos populistas. Tienen que dar la talla de estadistas, tener formación y conocimiento, que les dé la fortaleza necesaria para afrontar la lucha que será mucho más intensa y cruda. Ya no alcanza con temperamentos peleadores y camorreros. La auténtica valía tiene que fundarse en una verdadera visión de país. Santa Cruz tendrá, tarde o temprano, que hacerse cargo de todo el país, y es evidente que necesita cambiar el chip que mira hasta el cuarto anillo.  

Que viva Santa Cruz !!! que tenga siempre esa hermosa impronta regional, que sea orgullosa y genuina, pero ha llegado el momento de crecer y estar a la altura del desafío nacional.

 

Hector Castro G. * 24 septiembre 2022

miércoles, 7 de septiembre de 2022

EL CEMENTO DE LA MENTE

Septiembre despierta emociones en el corazón, en la mente y hasta chauvinismos originados en algún otro rincón de la anatomía, especialmente en los cochabambinos y cruceños. Tan cíclica como la llegada de la primavera, se repiten las observaciones y críticas a la gestión de las entidades autónomas, gobernaciones y alcaldías, respecto a las grandes obras de cemento, de impermeabilizar la tierra, eliminar naturaleza y de tantas formas de malentender el desarrollo.

Sin duda, cada metro cuadrado de «desarrollo» y cada corte de cinta en septiembre contribuyen en alguna medida al cambio climático, al calentamiento global, y tienen consecuencias en la calidad de vida de humanos y medio ambiente.

Los que toman decisiones, los tienen el poder de definir el destino de los recursos públicos, sin duda conocen al menos en parte, las consecuencias de sus obras. Solamente toman en cuenta una de ellas: el impacto político, la oportunidad de la foto, y la «chajchudita» de popularidad durante las dos horas de borrachera en la inauguración de su ocurrencia.

Nunca toman en cuenta el daño profundo y de largo plazo. Casi siempre invisible o, mejor dicho, no evidente. Tumbar un arbolito es solo uno, que se suma al otro, y al otro y al siguiente, hasta que (como dicen en Santa Cruz) cuando acordás, son miles de árboles talados. Lo mismo ocurre con ese metrito cuadrado de cemento, que suma a esa enorme costra impermeable que elimina el curso natural del agua en tu acera, en tu calle, en tu barrio, en tu ciudad y en tu planeta.

¿No lo saben? Por supuesto que sí. ¿Les importa? Obvio que no. El verdadero problema no está en el cemento o la motosierra. Está en esta priorización de un desarrollo muy mal entendido.

Si solo la mitad de los recursos sería invertida en educación, y no me refiero a construir escuelitas, sino a cultivar el conocimiento de toda la población, desde niños, y especialmente a los ciudadanos que son los protagonistas del día a día, las autoridades tendrían la obligación de pensar más en el verdadero desarrollo y menos en su propio protagonismo.

El país necesita ingenieros y técnicos, sin duda. Pero la demanda más importante hoy por hoy, por la deuda histórica, se requieren más profesionales que se ocupen de educar, de rescatar historia y conocimiento, de entender mentalidades y demandas de todos los grupos humanos que tiene nuestra sociedad. Se necesita con urgencia trabajar más en la gente, en las mentes y en las capacidades del pueblo, así demagógico como suena.

Los zurdos hablan de «liberación», la derecha tiende a una mentalidad «libertaria», y nuestro particular rebaño, los bolivianos, repetimos con la mano en corazón «morir antes que esclavos vivir».

La libertad es talvez el único anhelo que compartimos todos. La única forma de conseguirla se origina en nosotros. La libertad nace de la mente y de la convicción de cada uno. Así la ejercemos cada día, en la medida en que es posible. Y solamente será posible en la medida en que la mente de cada boliviano tenga la capacidad de definir su propio destino, de tomar sus propias decisiones, y de elegir su propio camino.

La educación para la libertad es la única que nos salvará de seguir este perverso camino de polarización. Sin libertad seguiremos siendo las mismas ovejas, blanquitas, manchadas, negras, y hasta de cara pintada, pero ovejas al fin.

El primer paso es abrir los ojos, el siguiente es tomar la decisión de hacer algo, y el paso definitivo es constituirse uno mismo en agente de cambio. Seguro que puedes ayudar a alguien en tu propio entorno.

Tengo la certeza de que este camino, ingenuo y soñador, es muchísimo más importante y constructivo que esperar que algún narco, algún corrupto, o algún pusilánime pseudopolítico sea iluminado y detenga esta bola de nieve que nos aplasta cada día más.  

Los bolivianos necesitamos unidad, pero... ¿en torno a alguien? ¿Quién? ¿Existe? Mejor nos unimos en torno a lo que todos queremos «Libertad», después veremos quien merece conducirnos.

 

Hector Castro G. * 07 septiembre 2022