Hace 50 años Santa Cruz era solamente una intención.
Hace 25 años
Santa Cruz era un proyecto en marcha.
Hoy Santa
cruz es una realidad que se impone inexorablemente en la realidad. Genera el 40
% o más del PIB, es decir que Bolivia cuenta con el aporte de casi la mitad de
los bienes y servicios que se producen en Santa Cruz. Pero, si se necesita ser
más claro, Santa Cruz produce el 75 % de los alimentos que todo el país
consume.
Santa Cruz
tiene la segunda población más grande de cada uno de los otros departamentos de
Bolivia, y de acuerdo a las proyecciones, en pocos años tendrá el 50 % de la
población nacional.
Está
clarísimo que el futuro de Bolivia tiene el destino muy claro, y cualquier
intención (que existe en alguna ideología absurda) de menospreciar la importancia
de Santa Cruz es simplemente absurda o falta de lucidez.
Existe un
fenómeno generalizado, ignorante y sesgado, que se da en occidente, y a su vez,
en oriente y en la propia Santa Cruz.
En occidente
se tiene casi como consigna la amenaza cruceña de acaparar los recursos y el
herario nacional, y en Santa Cruz se mira a la generalidad de occidente como
centralista y enemiga. Obviamente se trata de mitos y narrativas falsas y
perversas, sin embargo se sostienen en el tiempo y no faltan los políticos
impostores que buscan rédito repitiendo y amplificando tales falacias.
Es increíble
que la narrativa se sostenga cuando es muy fácil ver la realidad. Es más, los
bolivianos de occidente, individualmente, apuntan a Santa cruz como el destino
para la prosperidad, desde sus provincias hasta la capital.
El otro fenómeno,
al menos desde mi punto de vista personal, va a explosionar en cualquier
momento. El complejo del cruceño frente al centralismo andino se terminará
violentamente, pues cada día se dan más y más las condiciones para que toda
Bolivia dirija sus intereses hacia Santa Cruz.
Hoy en día
existe una especie de falta de autoestima de la cruceñidad, y se refleja
nítidamente en sus liderazgos. Es difícil aceptar que tenga los líderes que
tiene en los niveles regionales, y al mismo tiempo tenga un nivel de intelectualidad
y cultura tan envidiables.
La
demografía, la economía, y consecuentemente la política demandan que los
conductores de los destinos cruceños estén a la altura que requieren y merecen.
Por eso se aprecia
tanto el discurso de Oscar Mario Justiniano en la inauguración de la Fexpo
2022, cuando dice “Aquí no hay un
emprendimiento chico si este nace con un sueño grande”, proyectando el
espíritu cruceño ante los ojos y oídos de Bolivia entera.
La circunstancia política del país nos
sitúa en un entorno hegemónico creado por el gobierno socialista, que no puede
permitirse ningún grado de autonomía o descentralización, lo que va en desmedro
de todas las regiones, pero se hace muy evidente en Santa cruz, por su realidad
y potencial especialmente económico.
Esta es la explicación de la laxitud gubernamental
frente al avasallamiento de tierras, los incendios en la Chiquitania y en las
áreas protegidas de nor oriente, el sistemático bloqueo de carreteras, la
persecución judicial de los líderes cívicos y el enorme aparato propagandístico
contra cualquier reivindicación regional.
Por eso es tan importante que Santa cruz
tome en serio la elección de sus líderes, que deben ser más que solamente
caudillos populistas. Tienen que dar la talla de estadistas, tener formación y
conocimiento, que les dé la fortaleza necesaria para afrontar la lucha que será
mucho más intensa y cruda. Ya
no alcanza con temperamentos peleadores y camorreros. La auténtica valía tiene
que fundarse en una verdadera visión de país. Santa Cruz tendrá, tarde o
temprano, que hacerse cargo de todo el país, y es evidente que necesita cambiar
el chip que mira hasta el cuarto anillo.
Que viva
Santa Cruz !!! que tenga siempre esa hermosa impronta regional, que sea
orgullosa y genuina, pero ha llegado el momento de crecer y estar a la altura
del desafío nacional.