miércoles, 26 de agosto de 2020

TIRAR LA PRIMERA PIEDRA


La rebelión ciudadana de los 21 días fue detonada por el fraude en las elecciones del 20 de octubre pasado, pero no puede perderse de vista que se había acumulado en la población un hartazgo. La corrupción, la inmoralidad, la restricción de los derechos individuales, y especialmente la inacción e impostura frente a los incendios de la Chiquitania.

Todas estas razones, entre muchas otras, son objetivamente comprobables. Ninguna es producto de ideologías, ni tiene alguna subjetividad. Existen documentos, testimonios, publicaciones de prensa, y toda forma de prueba material.

Entre todas las mencionadas, la que fue objeto de mayor debate es sin duda la inmoralidad, la indecencia  y el irrespeto por las buenas costumbres de nuestra sociedad. Recordemos como un Ministro de Estado presentaba a los medios de comunicación como un “cártel de la mentira” en un organigrama como si se tratase de una organización criminal. Fueron involucrados todos los que tenían simplemente la decencia de publicar las noticias sin censura,  y eran acusados de formar parte de “la derecha” (una figura pseudo-criminal creada por el masismo).

Se hizo pública una relación que El Presidente mantuvo con una señorita, menor de edad, que hizo toda una carrera de su affaire. Utilizó su situación de proximidad a la presidencia para construir una fortuna basada en el herario nacional. Intermedió contratos del Estado por más de 500 millones de dólares con una empresa china, entre muchos otros negocios. La investigación parcial del caso develó que durante algunos años, mientras ocupaba el despacho usualmente asignado a la primera dama de la nación, esta señorita fue renovando sus vínculos con el poder, no solo con el Presidente sino que también añadió a su palmarés a algunos ministros, un par de empresarios, y hasta su mismísimo abogado (el que últimamente intermedió la compra de los respiradores de la corrupción).

Mientras tanto, el poderoso cocalero la recordaba como “cara conocida”, decía que tuvo un hijo, que vivió una larga enfermedad hasta que falleció, sin que él tenga certeza de nada. Al final, tampoco estuvo nunca interesado por el destino de sus hijos Alv aro y Ev aliz, quienes juicio de por medio, obtuvieron la asistencia familiar que les correspondía. La paternidad responsable no es parte de su genética.   

Ya en la última década del siglo pasado se veía al prófugo dictador recorriendo los caminos del trópico cochabambino, empedrados por Usaid, en su Toyota Land Cruiser amarillo, que parecía siempre tener la suspensión trasera rendida por la sobrecarga de pasajeros. Invariablemente estaba acompañado por un séquito de “compañeras”, cholitas y señoritas que, a ojo de buen cubero, no llegaban a los 20 años. Era frecuente encontrar a esta comitiva, especialmente los fines de semana, en una mesa larga de la chicharronería de Senda 3, donde probablemente tuvieron inicio muchas situaciones que determinaron en alguna medida el futuro de la nación. Se rumorea que aquí tuvo lugar el impase con el Tte. An drade, de trágico desenlace.

Relatar este tipo de acontecimientos tiene un dejo de chisme de cocina, pero la realidad es así de patética, por decir lo menos. No por nada algunos personajes del régimen dieron rienda suelta a su huato literario, para mitificar al campesinito que llegó a Presidente, o para intentar desvirtuar infructuosamente las barbaridades delictuosas del jefazo.  

Bolivia está polarizada, y no es novedad. Pero creo que la polarización no tiene los extremos en las dos corrientes políticas más fuertes del momento. Los polos opuestos hoy se constituyen en base a los indignados por la cantidad de inmoralidades y perversiones denunciadas, y al otro extremo: los que no creen que las denuncias sean ciertas, los que no creen que el estupro o la pederastia sean inmorales, y los que trabajan y viven de defender lo indefendible, sin que la moral o la legalidad valgan un peso argentino.

Lo cierto es que los bolivianos nos cansamos, nos indignamos hasta el cansancio, y no aceptaremos nunca más la impunidad de estos seres, cuyos genes de padre corresponden a cualquier otro mamífero, pero no son humanos.

Está claro que derrocamos a un régimen perverso en muchísimos sentidos, pero todos ciertos y contundentes. La diferencia con la revuelta de 2003 está en la veracidad y la consecuencia de sus argumentos, pero ese tema lo dejo para una próxima entrega.

Cometemos errores y tenemos mucho que corregir. No somos una sociedad perfecta y la distancia que tenemos por recorrer es enorme. Nadie está libre de pecado, pero me gustaría responder al analista Jorge Richter, que yo SI tiro la primera piedra. No creo estar libre de pecado, pero su patética defensa del pedófilo no es argumento para que yo, llenito de pecados, tire la primera, la segunda y otras más. No acepto y no permito el daño a nuestros niños, venga de quien venga. Estoy seguro que este sentimiento es masivo entre los bolivianos.  

Lo que está claro es que este tema, sea cual fuera la figura legal, no será tolerado nunca más. El delincuente debe sufrir los rigores de la ley. Es un individuo, no un colectivo, ni una sociedad. Este concepto se irá posicionando paulatinamente, como parte de la construcción democrática. Ya no hay ninguna razón que tienda a naturalizar estos delitos, tan cobardes como la huida del narcocaudillo pederasta.

Hector Castro G. * 27 Agosto 2020

viernes, 21 de agosto de 2020

PODRÁ SALVARNOS EL SALVADOR ?


La Constitución Política del Estado, vigente desde 2009, más allá de cualquier cuestionamiento, válido o no, es la norma superior en el ordenamiento jurídico nacional.
En su contenido se encuentran contradicciones, ideologización, y varias disposiciones que no son realmente legítimas o que observen el carácter democrático del estado boliviano. Entre ellas, algunas que parecen haber sido hechas “a la medida” del gobierno del MAS, y especialmente de su caudillo.

La prerrogativa del Presidente para designar a un miembro de cada Tribunal Electoral no es algo que represente el alto valor de la independencia de poderes, precepto ineludible en democracia, sin embargo está establecido.

La designación de Salvador Romero, fue producto, sin duda,  de que es un  profesional reconocido en el ámbito nacional y regional por su trayectoria y experiencia en la administración de procesos electorales. Es de esperarse que sea también conocedor en profundidad de la Constitución y las Leyes que rigen el tema electoral en Bolivia.

No hay lugar a pensar que el Tribunal Supremo Electoral desconoce que el Órgano Electoral es ahora un Poder del Estado, que goza de independencia, autonomía y tiene el mismo rango que el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Tampoco sería previsible que en enero no supieran que la Sala Plena, mediante resolución, es la única instancia que tiene la potestad de convocar a elecciones, fijar la fecha, etc.

La llegada de la emergencia sanitaria ha complicado el proceso electoral, es innegable, pero también está claro que de una u otra forma, los intereses políticos del partido del fraude presionan, chantajean, y llegan a acorralar al Órgano Electoral y por ende a todos los bolivianos.

Más allá de coyunturas, por terribles que sean, la obligación que tiene el poder electoral es garantizar un proceso electoral transparente, democrático, legal y legítimo. Esta es la base sobre la cual podremos reconstruir el país.  Quienes resulten electos, Presidente y Vicepresidente, así como la Asamblea Legislativa Plurinacional, serán los encargados de conducir a Bolivia por el camino de la democracia y la institucionalidad. Si no cuentan con absoluta legitimidad, producto de una verdadera conciencia ciudadana de que son resultado del ejercicio de la democracia plena y la legalidad, nuestro país seguirá envuelto en el conflicto cotidiano, las salidas por la fuerza, y la imposición del capricho de los más agresivos.

Los cuestionamientos indudables sobre el padrón electoral, la distribución de circunscripciones uninominales, la legalidad de algunos candidatos, etc. NO pueden salvarse con tecnicismos ni salidas mediáticas. Bolivia necesita soluciones de verdad, y están en manos del Tribunal Supremo Electoral.

No me refiero a la depuración de muertos que votan, sino a la cantidad de fantasmas inscritos, que no puede diluirse en un análisis por décadas como pretende hacer don Salvador Romero.

No hablo del mito de la Ley 421, sino de la delimitación de circunscripciones, que la Sala Plena puede resolver.  

Tampoco hablo de la difusión de encuestas, que se constituye en delito por una ley a todas luces inconstitucional y desproporcionada, sino del fraude de octubre 2019, en proceso judicial que avanza al ritmo que le imponen los operadores de justicia menos indicados, designados por el acusado, y que el TSE pretende mirar al cielo y silbar el “yo no fui”.

A todo esto debemos sumar que la pandemia no ha llegado a una meseta que permita proyectar condiciones mínimamente razonables para elecciones nacionales. El resultado promete simplemente más problemas, y ninguna solución.

No puede ser que la intensidad de actos delincuenciales como los bloqueos, actos irracionales como los “4 candados” que imponen los masistas en su ley, o el berrinche de algunos candidatos por aprovechar el momento, conveniente a sus intereses, sean los elementos que definan el futuro del país.

El único Poder del Estado que tiene verdadera legitimidad en este momento es el Poder Electoral. El desafío que tiene en sus manos es el mandato más importante de las últimas décadas en la realidad nacional. Estará a la altura? Tendrá la templanza y la habilidad suficientes como para responder a la historia como un ejemplo de ciudadanía e institucionalidad?  

Mucho temo que pretenden continuar con su actitud de evitarse problemas a corto plazo, esconderse del desafío, “cumplir” con su tarea de 8 a 12 y de 2 a 6, y en el camino “concertar y dialogar” para verse mejor ante los ojos de quienes de todas maneras les cobrarán en el futuro esta irresponsabilidad y mediocridad.

El PODER ELECTORAL tiene la prerrogativa y la OBLIGACION de prolongar el proceso electoral todo lo que sea necesario para hacer las cosas correctas y garantizar los resultados. No hacerlo, simplemente por jugar en las arenas de los partidos, es desconocer su rol y abandonar su misión de juez idóneo para bien del país.

El miedo es humano, pero no es pretexto para abandonar la institucionalidad.

Hector Castro G. * 21 Agosto 2020


domingo, 16 de agosto de 2020

MAREA HUMANA, ESTILO COVID-19


Carlos Romero, por entonces ministro de Gobierno, el 5 de Octubre de 2019, horas antes del cabildo convocado por las organizaciones cívicas de Santa Cruz declaró  “Es una acción política. Es una acción que no creemos que vaya a modificar en nada el escenario político, las cartas están echadas”.

La demanda de respeto por la democracia, del resultado del 21-F, y la protesta por los incendios de la Chiquitania fueron los argumentos que lograron una convocatoria ciudadana muy superior a cualquier proyecto político o electoral. El cabildo cruceño fue el detonante para similares acontecimientos en muchos rincones del país.

Las encuestas pre electorales, a solo 15 días de los comicios mostraban números muy distintos a los que se verificaban en el Cristo Redentor, la Plaza de Las Banderas, San Francisco, o cualquier escenario característico en todo el país. Fue dramáticamente evidente el error técnico de las encuestas, pero aún mayor el error de apreciación del ministro y del gobierno prorroguista. 30 días después el cocalero autoritario renunció y huyó del país.

Casi un año más tarde, Covid-19 de por medio, nace la iniciativa de convocar a un Cabildo Nacional Digital, por medios tecnológicos que ahora son de uso cotidiano y que son ineludibles por los protocolos de control epidemiológico. Esta es una nueva realidad, pero tiene la virtud de que asimila la herencia de ciudadanía activa, y demuestra una vez más que los bolivianos somos capaces de dialogar, de concertar y de expresar nuestra voz de manera genuina y pacífica. Más de 3 millones y medio de vistas son el argumento que legitima esta expresión ciudadana de manera contundente e innegable.

El Cabildo Nacional Digital ha sido un éxito indudable, también un hito que promete mucha historia por escribir. Es un vehículo, un instrumento que persigue intereses colectivos, pero habrá que ser prudentes y responsables, pues de la misma manera que concede ventajas, afecta a su vez a otros intereses. Una práctica novedosa, una modalidad renovadora, una experiencia inédita, plantea indudablemente amenazas y vulnerabilidades. Que el éxito conseguido no provoque menospreciar la capacidad destructiva de muchos intereses que podrían verse afectados.

Al final, llevar a cabo un evento exitoso por la paz y la democracia, sin la participación de los partidos políticos ni de sus candidatos, en un momento tan intenso en el plano electoral, provocará comezones, picazones y escozores, que indudablemente generan impulsos incontrolables de rascarse.

Esta es una señal más, de que los 7 millones de bolivianos que vamos a las urnas estamos más cerca unos de otros, que los cuatro o cinco candidatos que buscan definir la agenda nacional, pero ese es otro tema…

Hector Castro G. *  17 Agosto 2020

viernes, 14 de agosto de 2020

MORDERSE LA COLA


Pensé en hacer el intento de analizar lo que está sucediendo en el MAS, especialmente buscando explicar el contrasentido que significa el MAS sancionando una ley para definir la fecha de elecciones, tratando de levantar el bloqueo de los masistas que exigen la fecha de elecciones, siete días antes.

Encuentro que existen varias (al menos 5) facciones al interior del MAS, obviamente la sola figura de su prófugo líder constituye otra facción en sí misma, además de algunos grupos menores que tienen intereses específicos. También encuentro que entre los movilizados hay varios personajes y grupos que no responden al MAS, aunque sí podrían sumarse en la situación de arremetida y probable victoria.

Me resulta muy difícil encontrar certezas, pero lo que tengo es suficiente.
Desde mi punto de vista, y espero sea compartido por muchos, todo se resume en una situación muy simple: Bolivia está dividida en dos bandos, como fue en octubre, y como es desde entonces.

El bando que resultó derrotado en noviembre, y que está decidido a retomar el poder parece tener muchos componentes, con diversos intereses, distintas visiones y variadas capacidades tanto políticas como operativas, y hasta militares. Hay intereses geopolíticos multinacionales, intereses delincuenciales, intereses simplemente políticos, ideológicos, comerciales, y hasta genuinos intereses de recuperar una pega. Tienen dinero, y un objetivo en común, retomar el poder.

El otro bando, el que resulto “victorioso” en la revolución de las pititas, busca, de manera bastante romántica, el estado de derecho, la democracia, el imperio de la ley, etc. Lo hace con pedidos ingenuos de cancelación de la sigla del MAS como si fuera alguna solución, con ataques permanentes al gobierno, como si no fuera débil de origen; reclamando improvisación, ignorando que fue constituido en pocos días; denunciando corrupción sin reflexionar un segundo en la información objetiva, siguiendo los libretos perversamente distribuidos por los candidatos que no tienen más interés que cosechar rédito del fracaso del gobierno de todos y de la Presidenta de los bolivianos.

Es muy frecuente encontrar en las redes a ciudadanos furiosos demandando que la Presidente meta a la cárcel a fulano y mengano, o disponga alguna ley por cualquier motivo. Parece que si algo está de moda es la ignorancia, que sumada a la intolerancia, llevan a la gente a demandar imposibles, con el convencimiento de que la Presidencia tiene poderes absolutos e injerencia sobre todos los órganos del Estado.

Es muy comprensible que haya un sentimiento de inseguridad y de que los ciudadanos estamos desprotegidos. La pandemia de la Covid-19 es una situación completamente inédita y ningún gobierno podría estar preparado para acertar en cada decisión. Autorizar tratamientos, medicamentos o vacunas, sin respaldo científico serio y  toda la bioseguridad necesaria, solo por la demanda masiva de la población civil, se llama populismo irresponsable. El gobierno de la Sra. Añez afortunadamente no comete este error, que seguro le cuesta muchos votos. Son decisiones difíciles y hasta dolorosas, pero merecen bastante más agradecimiento que las durísimas críticas que recibe.

Está claro que todos estamos desesperados por la pasividad del gobierno en la resolución del insensato bloqueo de la COB. No cuento con ningún tipo de información privilegiada, pero tengo la certeza de que hay razones de peso para no haber hecho uso de la fuerza hasta ahora. Imagino que los movimientos subversivos tienen esta intervención policial o militar en sus planes. No sería la primera vez que ellos disparan desde atrás y matan a su propia gente, para victimizarse y denunciar “genocidio” a nivel internacional. La pugna por los ascensos militares no fue gratuita. Hay militares y policías de ambos bandos. Tampoco se puede obviar el hecho de que el Ministerio Público y el Poder Judicial están todavía administrados y operando en favor del MAS (No,  la Presidente no tiene el poder de remplazar fiscales o jueces).

Me aventuro a esbozar una teoría: pienso que el plan de derrocamiento de la Presidente fue concebido para ejecutarse después de 6 o 12 meses de la presunta presidencia de Carlos Mesa. El profundo debilitamiento del actual gobierno, por razones políticas (gentileza agradecida)  y por la pandemia, precipitaron una oportunidad para desplegar la maquinaria subversiva, derrocar a Jeanine Añez, y optar por una de las alternativas: elecciones conducidas por Eva Copa, o directamente forzar la restitución del prófugo con alguna artimaña legal.

En resumen, este bando no descansa en su labor de dispararse el pie y morderse la cola. No hay duda de que cada boliviano tiene preferencias y convicciones electorales, son completamente lícitas y respetables, pero creo que ha llegado la hora de establecer las prioridades.

El presunto retorno del MAS al poder no será simplemente una repetición de los últimos 14 años, y no se dará el lujo de dejar cabos sueltos. No tengo la más mínima duda de que no será un gobierno tan noble, tan respetuoso de la constitución y las leyes, o tan observador de los derechos fundamentales de todos los bolivianos. Si antes el discurso fue inclemente contra “la derecha”, estoy seguro que miles seremos proscritos, perseguidos, presos o exiliados por el delito de ser “pitita”. Nuestros problemas serán bastante más complicados que un ministro estridente que habla demás, o que la Presidenta, horror de horrores, está en campaña.

Es cierto, hay situaciones injustificables y errores inexplicables en el accionar del ejecutivo, sin embargo, creo que es necesario tomar acciones de apoyo y fortalecimiento del Gobierno, del único que tenemos. Esta es una tarea individual, como cuando llegue el momento, cada uno tomará la decisión, libre y soberana, de emitir su voto.

Seguro que puedo estar equivocado, pero me gusta pensar en todos los escenarios posibles antes de que sea tarde.

Hector Castro G. * 14 Agosto 2020

domingo, 9 de agosto de 2020

CANDIDATOS A QUE?


Me sorprende la percepción de la gente a propósito de la inasistencia de Mesa, Camacho y Tuto a la convocatoria de la Sra. Presidente.

Ellos son candidatos a la presidencia, nada más. Si son invitados a participar de una conversación entorno a las próximas elecciones no debería haber ninguna excusa. Es la razón y la única explicación de su existencia en la realidad nacional.

Aparentemente se trata de cálculo político de la escuela bellaflor. Por que si sus razones para no asistir son tan ridículas como: “estará el MAS”, “la Presidenta es candidata”, “es tarea de otros Órganos de Estado”, “es extemporáneo”, etc. entonces de verdad demuestran lo desubicados que están, pues fueron convocados por el gobierno de BOLIVIA, para conversar y eventualmente encontrar soluciones a la situación que vive ESTE PAÍS, junto con los demás actores de la REALIDAD nacional.

No encuentro alternativas que puedan satisfacer sus exquisiteces. Hasta donde sé, no tenemos otro PAÍS, no tenemos otro gobierno, y esta es la REALIDAD nacional.

Si su intención fue de “ningunear” a la Sra. Presidente, entonces les caerá bien saber que el diálogo se llevó a cabo, y entre otras cosas los candidatos de los partidos más pequeños, ADN, FPV, Panbol, etc. tuvieron visibilidad, bien o mal utilizada es otro tema, pero en el caso de al menos dos de los tres inasistentes, el impacto en su volumen de electorado será importante. Si solo les quitan el 1% en encuestas, les representa el 20 o 30 % de sus expectativas electorales. Es necesario saber cuál es la situación real, para ver si tienen el físico para este tipo de poses absurdas.

Finalmente, no asistieron los que por ejemplo:

Nunca ganó una elección, nunca logró conquistar al electorado, dos veces pudo contar con el respaldo masivo de los bolivianos y no supo liderizar nada, y que apela al voto útil como base estructural de su proyecto de gobierno.

El que creyó que tenía un país rendido a sus pies, acomodó a sus amigos en varias reparticiones, negoció la salida del MAS, y despertó con 6 a 8% consistente en las encuestas (indistintamente de quien las pague).

El que en 2014 postuló a la presidencia consciente de que no tenía ninguna posibilidad, pero con la capacidad de fragmentar la oposición, logrando los 2/3 del MAS en la ALP, que hasta hoy constituye uno de los elementos de nuestra debacle como país.

Probablemente crean que lo hicieron bien. Que la convocatoria a un diálogo nacional no esté a su altura.

El espacio en el que pueden hacer campaña es el de las promesas y la teoría. Por eso las redes sociales y los medios de comunicación son su hábitat natural.

Está claro que no están cómodos donde hay que poner el pecho a los problemas reales y actuales, y ni siquiera tenían que ensuciarse las manos. Simplemente asistir y escuchar. No tienen responsabilidad mayor que esa. En realidad no son nada.

Bolivia vive desde octubre pasado una situación que tiene dos bandos, el MAS y los que buscan el retorno de Morales, y los que queremos democracia, paz, tranquilidad y el imperio de la ley. La revolución de la pititas fue eso, nada más. Tratar de posicionar otros “banditos” bajo pseudónimos pintorescos como los que usan estos politiqueros puede funcionar en campaña, en las redes, y en la papeleta electoral. La realidad nacional es más simple.

No digo nada nuevo si afirmo que el gobierno es muy débil, que la democracia pende de un hilo, o que la estabilidad social va a quebrarse en cualquier momento. Todos lo sabemos, y sabemos que es necesario estar en uno de los dos bandos para encontrar las soluciones y la mejor salida posible. Porque estos señores siguen creyendo que son el centro del universo?


Hector Castro G. * 09 Agosto 2020




viernes, 7 de agosto de 2020

CON LAS MANOS “ATADOS” (en ref. Gonzalo Sanchez de Lozada, 1989)

 A principios de 2005, poco más de un año después de la “guerra del gas”, el Presidente Carlos Mesa emitió el Decreto Supremo 27977, que reglamenta la forma en que las Fuerzas Armadas harán uso de la fuerza en tareas de defensa del orden y frente a conflictos y convulsión social. El Decreto incluye un texto llamado "Manual del Uso de la Fuerzas en Conflictos Internos", y especifica un sinnúmero de detalles en cuanto a la forma y el procedimiento a seguir, pero también establece una diferencia central con la normativa previa, y es que las instrucciones del Presidente y Capitán General de las Fuerzas Armadas para el uso de la fuerza militar deberán ser hechas por escrito.

Durante los conflictos de Octubre y Noviembre pasados, el ex presidente, hoy prófugo, no consiguió que las FF.AA. salieran a reprimir a la ciudadanía movilizada, pese a que el Comandante General Kaliman era incondicional a ese régimen. El rumor es que los ministros no aceptaron firmar ningún decreto, por la enorme responsabilidad que tendrían que asumir, y los militares no estaban dispuestos a efectuar tareas represivas sin contar con la orden escrita. Es muy comprensible, pues los altos jefes militares que ejecutaron órdenes en Octubre 2003 (la Guerra del Gas) están sentenciados y en prisión, pero los que dieron las órdenes no. El otro bando, el de la rebelión, ni siquiera tuvo un proceso legal en el que sean declarados inocentes, culpables o sobreseídos, simplemente fueron amnistiados por Carlos Mesa, con argumentos tan inverosímiles como que “no respondían al deseo de cometer un delito de orden penal”, tal como expresa textualmente el Decreto Supremo 27234.

En los primeros días del gobierno de la Sra. Añez, ese decreto si fue emitido. Está aún fresco en la memoria el vehemente reclamo de los masistas y allegados, que aseguraban que era un decreto que autorizaba a “matar”, y varias argumentaciones que buscaban confundir a la opinión pública. Posteriormente fue derogado, como era previsto, tras lograr la pacificación del país.

El durísimo momento que vive el país, plantea una circunstancia extremadamente complicada para el gobierno actual. El MAS protagoniza acciones de extrema violencia, atentando contra la salud y la vida de los bolivianos, con el terrible agravante de que los ciudadanos más dramáticamente afectados por las insensatas medidas de presión son los enfermos, que necesitan la provisión de medicamentos, insumos y oxígeno.

De acuerdo a lo establecido en el Código de Procedimiento Constitucional, el tratamiento de los recursos que interpuso el MAS ante la inminente cancelación de su personería jurídica, la fecha del 6 de Septiembre para las elecciones generales le resulta conveniente, pues no habrá tiempo suficiente para cumplir los plazos procesales, y el Tribunal Supremo Electoral no podrá emitir sentencia. Si la fecha es el 18 de Octubre, seis semanas más tarde, como está establecido por la última determinación del TSE, si podría haber una Sentencia Constitucional, y el TSE tendría que pronunciarse y cancelar la sigla del MAS.

Un primera conclusión, especulativa de mi parte por supuesto, es que existe la posibilidad real de que la personería jurídica del MAS sea cancelada. De otra manera no se explica toda la movilización que hoy dirigen y financian.

La segunda conclusión a la que llego, especulativa insisto, es que  presionan a la Presidenta Jeanine Añez y a sus Ministros para que firmen el Decreto y autoricen el uso de la fuerza. En otras palabras, que se hagan legalmente responsables por cualquier exceso que pudiera cometer un efectivo militar, al calor de las circunstancias, motivado por ideología, estimulado económicamente, o por cualquier otra razón que el lector pueda imaginar. Esta presunción cobra aún más fuerza si recordamos el conflicto generado por los 2/3 masistas en la ALP por los ascensos en las Fuerzas Armadas. Obviamente hay intereses mucho más que anecdóticos.

Una tercera conclusión, a la que me doy la libertad de llegar por ser este el espacio donde escribo lo que personalmente pienso, es que el Gobierno de la Sra. Añez es el mayor impedimento que tiene el MAS para retornar al poder. Estoy muy lejos de pensar en un supuesto cogobierno que muchos presumen, más bien creo que el ejecutivo se encuentra atado de manos en muchos sentidos. Debemos recordar que durante la transición se llevaron a cabo varias reuniones entre los actores políticos del momento y algunas personalidades del MAS. He revisado al menos siete hemerotecas, y la información sobre estas reuniones es de verdad restringida o inexistente. Los actores principales guardan un silencio muy sugestivo, y tengo la impresión de que hay acuerdos y concesiones inconfesables para algunos de ellos.

La situación actual es muy compleja y dolorosa para los bolivianos. Tengo la seguridad de que así la entiende y siente el gobierno, particularmente la Sra. Añez. Tengamos en cuenta que después de 14 años de régimen hegemónico, encargamos a una buena señora del Beni que desmonte la dictadura y reconduzca a la nación, pero sin considerar que la derrota del régimen requirió de la cohesión de la mayoría de los bolivianos y el respaldo de las fuerzas políticas. El país dejó solo a ese gobierno débil y precario, rodeado del enorme resabio masista en el aparato del estado, todos volvimos a nuestras actividades y los políticos a su trabajo electoral.

Hoy el gobierno necesita tomar acciones, es su deber y la ciudadanía se lo demanda. Muchos atribuyen la situación a la dualidad que presenta la candidatura de la Presidenta, y consideran que debería renunciar para convocar a un diálogo nacional. Yo me pregunto… quien tiene la situación semejante a la Sra. Añez, con el propio pellejo en juego, para imponer condiciones para un diálogo nacional? Estoy seguro que una eventual renuncia no moverá en un milímetro la posición del MAS, pero sí la situación de los otros candidatos. Creo que esa es un tema a considerar.

Este es el gobierno que tenemos. No tenemos otro, y las condiciones no están dadas para constituir uno nuevo inmediatamente. El proceso electoral tomará un tiempo, aun incierto, reconfigurará los equilibrios y seguramente le dará certidumbre a nuestro futuro. No hay duda. Pero la situación es dramáticamente urgente, las necesidades de orden, atención de la salud, vigencia de nuestros derechos, paz y tranquilidad, etc. son inmediatas. Está claro que el MAS no tiene ningún límite en sus aspiraciones de retomar el poder, y creo que sería ingenuo pensar que el proceso electoral será un escenario de juego limpio y democrático.

Es momento de establecer prioridades y elegir nuestras batallas.

 

Hector Castro G. * 08 Agosto 2020