viernes, 10 de diciembre de 2021

Don Luis Arce Catacora

 Es hora de que acuda a su entorno cercano, pero el que lo quiere, al que le importa. Deje de lado a su equipo de asesores que usted no ha elegido, sino que le han impuesto. De una vez tiene que darse cuenta que usted ha sido el ganador de las elecciones, que su nombre y su imagen fueron las que estaban en la papeleta electoral. Sí, es cierto, yo tampoco creo que usted sea merecedor de semejante título, pero la historia y la coyuntura dicen que usted es más que su jefe.

En sus manos está el futuro de Bolivia. Su firma es la que determinará el destino del país. Puede que usted y yo no estemos de acuerdo en sus políticas económicas y también es probable que usted sepa en su yo profundo que su forma de sostener la economía nacional funciona solamente si hubo antes un gran esfuerzo de inversión privada, especialmente extranjera, de ventajas para las transnacionales que traen capital de inversión, de economía neoliberal y de mercado más que estado.

El presupuesto y el plan económico que usted propone para el próximo quinquenio son simplemente fantasías irrealizables, lo que está claro para usted, yo, y muchas personas. Sabe que no tiene ninguna posibilidad de ser real, así como el financiamiento externo del cual usted ha abusado por instrucciones del que sabemos, que no tiene la más mínima idea de lo que hace, pero tiene chompita e imagen internacional.

Señor Arce, no le digo presidente por que no ha logrado esa investidura, ni por las urnas ni por sus actos, sea un poquitito digno. Usted es economista y entiende que estamos muy cerca del precipicio. Usted sabe que el país tiene muy poca esperanza de salir adelante, y usted entiende que sus románticas ideas socialistas setenteras son solamente falacias.

En sus manos está la pequeña, pequeñísima posibilidad de dar un paso hacia el futuro. Usted puede evitar que yo mate a un hermano boliviano, tal vez allegado suyo, o que él me mate a mí. Usted puede ser el artífice de la paz, del camino del diálogo, de evitar la guerra civil que su maldito jefe ha decidido como el camino para nuestra hermosa patria, y que será fatal para varios miles de bolivianos. Así es la guerra. La vida humana no cuenta, pero son unos pocos los que deciden, no tienen escrúpulos, no tienen conciencia ni tienen empatía. Lógico, no estarán al frente.

Usted sabe y tiene claro que si seguimos en este camino de polarización y enfrentamiento la única salida es la guerra. Sabe que cada uno de sus discursos es un poquito de pólvora que reventará en algún hermano boliviano, y sabe que no hay forma de ganar sin destruir. Usted sabe que lo único seguro es la muerte y el dolor. Pero, es eso lo que quiere? O es lo que le instruyen? Abra los ojos, no sea simplemente amarrahuatos. Hay muchas vidas en juego.

Solamente dirigirán sus discursos y mandarán a los más ignorantes a matar, y como lo hicieron antes, a morir.

Sé que no tiene grandes capacidades ni mentalidad de estadista. Sé que ni siquiera sabe lo que significa su investidura. Sé que intenta ser un gran gerente general, pues no sabe lo que significa ser presidente de los bolivianos. Sé que no tenía la idea ni la pretensión de estar donde está, pero también sé que usted es boliviano, y los bolivianos amamos a nuestra patria.

Sea digno, sea patriota, deje a sus hijos el legado que merecen. No se venda, no venda a sus hijos, no venda su esencia, no venda el apellido de sus progenitores. La fortuna inmerecida  que deje a su familia será solamente una maldición para cinco generaciones. Haga simplemente lo que Bolivia necesita. Seremos muchos los que vayamos a respaldar y apoyar sus decisiones, si usted demuestra ser boliviano. Ser un verdadero patriota. Que Luis Arce Catacora sea un boliviano que pase a la historia como un hombre valiente y digno.

Deje de ser la imagen que le impone un delincuente, indecente, pederasta y narcotraficante, deje de ser un pobre cobarde, que nunca mereció ese dudoso 55% que se ha transformado en un 80% que le dice “tilín”. Piense que Noemí es su hija.

En toda su mediocridad, usted merece mucho más, y Bolivia espera de usted que al menos sea uno más de nosotros, los bolivianos, dignos, valientes, valerosos y orgullosos de ser lo que somos.

Yo tengo confianza en usted. No por que la merezca, sino por que yo creo en los bolivianos. Por que creo que somos personas que saben creer, saben crecer, saben luchar, y saben lo que cuesta vivir. No importa que tengan ideas socialistas u otras estupideces que no funcionaron nunca. La verdadera valía de los bolivianos es más grande y más profunda, e incluso usted, inutilín, la tiene.

Es muy simple. Usted decidió estar donde está. Ahora le toca decidir para qué.

 

Hector Castro G. * 10 Diciembre 2021