martes, 2 de febrero de 2021

LOS POLÍTICOS NO ENTIENDEN NADA

Porque permitimos que nuestra patria amada sea destruida desde adentro?

Porque no defendemos la esencia y la raíz de lo que somos, de lo que aprendimos y de lo que queremos?

Estamos frente a una campaña electoral indudablemente intrascendente. Los candidatos, nombres más, nombres menos son tan ineptos como los que nos llevaron a la situación actual. Siento mucho decirlo así de crudo, pero no encuentro a ninguna persona que quiera ser autoridad en base a valores y principios que los ciudadanos necesitamos defender y proteger.

No puedo menospreciar a buenas personas, gente de bien,  pero que tuvieron que someterse a alguna sigla para participar del proceso electoral. Al hacerlo echaron por la borda todas las buenas intenciones y el alma de su propuesta. No puede justificarse este desperdicio simplemente por atender la agenda, la instrucción, o el simple capricho de mediocres políticos que ponen sus perversos intereses por encima del bien común.   

La política DEBE estar al servicio de los ciudadanos, de los bolivianos. De un tiempo a esta parte hemos naturalizado el privilegio de una “ideología” o de un partido sobre el interés del boliviano, como tú o como yo.   

El gobierno actual, hace campaña contra el gobierno transitorio de Jeanine Añez, como si fuera un adversario político. La verdad de las cosas es que Jeanine Añez no significa nada. Ya fue. Las próximas elecciones son en 2025 o algo así. No hay necesidad de hacer guerra sucia contra nadie.

Muchos sostienen la narrativa de que hubo golpe de estado y no pierden la oportunidad de hablar del gobierno “de facto”. Puedo aceptar que lo entiendan así. Deberían acudir a los conductos legales, que además controlan de manera arbitraria, para establecer que hubo una transición ilegal. No lo hacen, pues saben que no tienen argumentos válidos.

Otros sostenemos que hubo fraude. Acudimos a la justicia y nos fue como nos fue.

El golpe es un tema de percepción, es subjetivo. No existe una tipificación legal, al menos de la manera en que lo plantean. El fraude es un delito de defraudación electoral, de falsedad ideológica y material. Puede y debe ser tramitado ante la justicia ordinaria, donde se tendrá que definir si hay responsabilidad penal y civil, quienes son los autores, y como deben responder por sus actos. El hecho de que Tibisay Romero tenga el poder que tiene no puede estar por encima de la ley y la constitución. Los operadores de justicia deben saber que tarde o temprano llegará el veredicto, de la ley o de la ciudadanía. Su apellido, el legado que dejan a sus hijos será eternamente motivo de juicio, les guste o no.

Por su parte, el actual gobierno de Luis Arce Catacora, debe saber que fue elegido por el 55 porciento, cierto o no, para gobernar todo el país, no solo la porción correspondiente a sus seguidores. No es cuestión de espíritu democrático, es un tema de responsabilidad, de decencia y de humanidad.

La pandemia está cobrando la vida de los bolivianos. No distingue clases, estatus social, ideología, apellido, ni cualquiera de las estupideces inventadas por el populismo. Todos somos humanos, y todos somos víctimas del virus chino.

Es indigno hacer política con la salud y la vida. Fue indigno hacerlo en el anterior gobierno. No es cuestión de colores. Es simplemente una cuestión de humanidad. 20,000 vacunas no son ninguna solución ni mucho menos. La demagogia y la propaganda son solamente demostraciones de bajeza y de desprecio por la vida. No hay elecciones en el futuro inmediato. No ganan votos siendo así de ruines. Bolivia es grande, muy grande, inmensamente más grande que cualquier partidito político, así se atribuya la representación de los “movimiento sociales”.

Los bolivianos somos dignos, pobres y ricos, campesinos y citadinos, obreros, proletarios, gremiales, empresarios y pordioseros. Todos somos mucho más dignos que ustedes, políticos de mierda, de un lado y del otro, porque son todos igualitos, capaces de matar, de quitar vidas, solamente para conseguir votos, que sirven única y exclusivamente para hacer negocios y ganar dinero robando el patrimonio de los bolivianos.

Podría mencionar alguna excepción, pero no lo hago por que creo que no existe ninguna. Concejales, asambleístas departamentales y nacionales (o plurinashonales), ministros, presidente y vice, toditos son iguales. No han demostrado nada que me permita pensar que tienen alguna buena intención. Sepan que los bolivianos somos dignos y tarde o temprano les tocaran sus 21 días, y esta vez no cometeremos los mismos errores.

 

Hector Castro G. * 02 Febrero 2021