Porque permitimos que nuestra patria amada sea destruida desde adentro?
Porque no
defendemos la esencia y la raíz de lo que somos, de lo que aprendimos y de lo
que queremos?
Estamos
frente a una campaña electoral indudablemente intrascendente. Los candidatos,
nombres más, nombres menos son tan ineptos como los que nos llevaron a la
situación actual. Siento mucho decirlo así de crudo, pero no encuentro a ninguna
persona que quiera ser autoridad en base a valores y principios que los ciudadanos
necesitamos defender y proteger.
No puedo
menospreciar a buenas personas, gente de bien, pero que tuvieron que someterse a alguna sigla
para participar del proceso electoral. Al hacerlo echaron por la borda todas
las buenas intenciones y el alma de su propuesta. No puede justificarse este
desperdicio simplemente por atender la agenda, la instrucción, o el simple
capricho de mediocres políticos que ponen sus perversos intereses por encima
del bien común.
La política
DEBE estar al servicio de los ciudadanos, de los bolivianos. De un tiempo a
esta parte hemos naturalizado el privilegio de una “ideología” o de un partido
sobre el interés del boliviano, como tú o como yo.
El gobierno
actual, hace campaña contra el gobierno transitorio de Jeanine Añez, como si
fuera un adversario político. La verdad de las cosas es que Jeanine Añez no
significa nada. Ya fue. Las próximas elecciones son en 2025 o algo así. No hay
necesidad de hacer guerra sucia contra nadie.
Muchos
sostienen la narrativa de que hubo golpe de estado y no pierden la oportunidad
de hablar del gobierno “de facto”. Puedo aceptar que lo entiendan así. Deberían
acudir a los conductos legales, que además controlan de manera arbitraria, para
establecer que hubo una transición ilegal. No lo hacen, pues saben que no
tienen argumentos válidos.
Otros
sostenemos que hubo fraude. Acudimos a la justicia y nos fue como nos fue.
El golpe es
un tema de percepción, es subjetivo. No existe una tipificación legal, al menos
de la manera en que lo plantean. El fraude es un delito de defraudación electoral,
de falsedad ideológica y material. Puede y debe ser tramitado ante la justicia
ordinaria, donde se tendrá que definir si hay responsabilidad penal y civil,
quienes son los autores, y como deben responder por sus actos. El hecho de que
Tibisay Romero tenga el poder que tiene no puede estar por encima de la ley y
la constitución. Los operadores de justicia deben saber que tarde o temprano
llegará el veredicto, de la ley o de la ciudadanía. Su apellido, el legado que
dejan a sus hijos será eternamente motivo de juicio, les guste o no.
Por su parte,
el actual gobierno de Luis Arce Catacora, debe saber que fue elegido por el 55
porciento, cierto o no, para gobernar todo el país, no solo la porción
correspondiente a sus seguidores. No es cuestión de espíritu democrático, es un
tema de responsabilidad, de decencia y de humanidad.
La pandemia
está cobrando la vida de los bolivianos. No distingue clases, estatus social,
ideología, apellido, ni cualquiera de las estupideces inventadas por el
populismo. Todos somos humanos, y todos somos víctimas del virus chino.
Es indigno
hacer política con la salud y la vida. Fue indigno hacerlo en el anterior
gobierno. No es cuestión de colores. Es simplemente una cuestión de humanidad.
20,000 vacunas no son ninguna solución ni mucho menos. La demagogia y la
propaganda son solamente demostraciones de bajeza y de desprecio por la vida.
No hay elecciones en el futuro inmediato. No ganan votos siendo así de ruines.
Bolivia es grande, muy grande, inmensamente más grande que cualquier partidito
político, así se atribuya la representación de los “movimiento sociales”.
Los
bolivianos somos dignos, pobres y ricos, campesinos y citadinos, obreros, proletarios,
gremiales, empresarios y pordioseros. Todos somos mucho más dignos que ustedes,
políticos de mierda, de un lado y del otro, porque son todos igualitos, capaces
de matar, de quitar vidas, solamente para conseguir votos, que sirven única y
exclusivamente para hacer negocios y ganar dinero robando el patrimonio de los
bolivianos.
Podría
mencionar alguna excepción, pero no lo hago por que creo que no existe ninguna.
Concejales, asambleístas departamentales y nacionales (o plurinashonales),
ministros, presidente y vice, toditos son iguales. No han demostrado nada que
me permita pensar que tienen alguna buena intención. Sepan que los bolivianos
somos dignos y tarde o temprano les tocaran sus 21 días, y esta vez no
cometeremos los mismos errores.
Hector
Castro G. * 02 Febrero 2021