La
realización de pruebas masivas es una gran herramienta en la lucha contra la
Covid 19, y la falta de estas es la mejor herramienta encontrada para descargar
las frustraciones que nos producen el aislamiento y las difíciles condiciones
que vivimos.
Es cierto
que la falta de información, y especialmente la desinformación provoca frustración.
Los niveles de tensión e inseguridad nos afectan a todos. Por supuesto que las
reacciones son diversas, e indudablemente hay muchas que aportan al
desconcierto y desconfianza de la población.
La demanda
por pruebas masivas se ha convertido el tema recurrente y generalizado. Hablan
del tema desde profesionales muy lúcidos y cultos en diversas áreas, hasta
diputados que escasamente superan el analfabetismo, pasando por muchos
analistas, periodistas y otros formadores de opinión.
Los
argumentos que utilizan son muchos, pero centrados en las experiencias de
países que han logrado éxitos en la lucha contra el virus. Lamentablemente se
usa mucha información parcial y talvez sesgada. Hay muchos países que tienen
cifras muy altas en cuanto a los tests, pero también son altísimas sus
cantidades de contagios y fallecimientos.
Creo que es
necesario hacer dos preguntas centrales para este debate:
Será posible sacar conclusiones
certeras con el simple dato de la cantidad de pruebas por número de habitantes?
El manejo científico de la pandemia es muchísimo más complejo, y
considera otras variables, tanto cuantitativas como culturales,
socioeconómicas, etc.
Habrá alguna intención del gobierno, de
la Presidente, o del Ministro de salud, de no hacer más pruebas?
No imagino ninguna, ni pensando en el tema económico, ni en la campaña
electoral, ni en algún otro motivo. Puedo ser muy ingenuo, pero no encuentro
razón alguna.
Revisando alguna información en la
web, encuentro que los criterios de aplicación de pruebas son idénticos en
España y Canadá. Los requisitos previos a un test son los mismos. Los
resultados epidemiológicos de ambos países son totalmente distintos. Canadá
tiene éxito, y España vive situaciones muy lamentables.
Encontré también algunos datos
interesantes en cuanto al funcionamiento de los diversos tipos de pruebas
(anticuerpos, proteínas, material genético). Hay grandes diferencias en la
probabilidad de falsos negativos, y son varios los factores a tomar en cuenta.
El costo de las pruebas es muy variable,
la excesiva demanda mundial, y la prisa por fabricarlas ha desvirtuado su
confiabilidad, al extremo que un lote de pruebas que tienen un precio unitario
de 8 dólares (por ejemplo) puede conseguirse actualmente en 45. Si el 50 % de
ese lote no es confiable y debe desecharse, el costo real será de 90 dólares
por prueba.
Si se aplica una prueba a una persona
que fue contagiada hace 5 días, seguramente saldrá negativa, pero SÍ es
portadora, presentará síntomas en los próximos días. (las pruebas de antígenos
necesitan al menos 7 días desde el contagio para detectarlos). Esta persona
podría comportarse de manera muy confiada, con la falsa seguridad que le dio el
resultado, y contagiar a muchos.
Hacer 3000 pruebas PCR diarias costaría
al menos 8 millones de dólares por mes, sin un resultado que nos garantice el
control de la pandemia, y sin que represente diferencia en las otras medidas
que se vienen adoptando. (este monto equivale a unos 140,000 bonos de 400 bs)
En general resultaría muy complicada
y poco efectiva la aplicación masiva de pruebas a toda o gran parte de la
población, especialmente si se toma en cuenta que nuestras sociedades tienen
particularidades culturales e idiosincráticas muy diversas. No es tan simple
como el análisis de números en una planilla.
Las pruebas son un recurso muy
valioso para confirmar el diagnóstico, pero solo son un componente más. En la
práctica, es muchísimo más importante mantener las prácticas recomendadas de
distanciamiento, aislamiento, lavado de manos, desinfección, etc.
La amenaza de enfermedad pone en
tensión a todos. Es una realidad que debemos aceptar, y tomar conciencia de que
todos somos los responsables de contener y controlar la epidemia. El nivel
social, económico o la preferencia política no hacen ninguna diferencia.
Creer falsamente que simplemente una
acción del gobierno, como es el tema del testeo masivo, cambiará la situación
es aferrarse a columnas de humo. Esta
responsabilidad es ineludible, entenderlo pronto nos ayudará a todos a salir
antes de la crisis.
Hector Castro G. * 30 Abril 2020