miércoles, 23 de septiembre de 2020

AHORA ES CUANDO, SANTA CRUZ.

Tengo una gran admiración por la fuerte identidad y sentimiento de pertenencia que tienen los cruceños, el orgullo por sus raíces y su esencia. No es muy frecuente encontrar estos valores tan arraigados, especialmente en una sociedad que tiene más bien pocos años. La transformación y crecimiento de la ciudad capital en los últimos 50 años no solo ha sido cuantitativamente considerable, sino que de manera poco probable, fue muy ordenado y previsor frente al standard latinoamericano.

Este rápido crecimiento solo se explica por la gran migración de bolivianos de diversas latitudes. Es interesante descubrir que tan pronto como una primera generación de nativos cruceños tengan tan fuerte el espíritu cruceño, retratado de cuerpo entero en un verso de Rómulo Gómez que dice: “es ley del cruceño la hospitalidad” (tan particular, genuino y valioso que sin duda puede prescindir de corrección gramática).

 Es un hecho conocido que Santa Cruz, motor de la economía nacional, es también el departamento más poblado del país (se tiene mucho rezago en la realización de un censo nacional). Lo que no se discute con la importancia que merece, es el papel que debe jugar en la política nacional, desde el hecho de estar sub representada, pasando por la enorme tradición andino centrista, por las estructuras centralistas (aunque la CPE tenga enunciados distintos), y en las actuales circunstancias, por la proscripción que determinó el anterior gobierno a partir de 2008 a cualquier liderazgo cívico o político, con una persecución judicial infame.

Cuando acordamos (para usar una expresión muy cruceña), acercándose a los 3 millones de habitantes, el padrón electoral con el peso más determinante del país definió la elección presidencial de 2019. Sin el voto cruceño era imposible pensar en la segunda vuelta. Avanzando en el desarrollo de la historia, sin el cabildo de octubre, convocado por una nueva dirigencia cívica, por el 21F y los incendios forestales, jamás se hubiera gestado la epopeya de los 21 días y el paso inicial para recuperar la democracia.

Así nomás es. Ese departamento sub representado y permanentemente menoscabado es el titular de la llave a la democracia. No hay forma de desconocer que los tiempos han cambiado, y con ellos la realidad nacional. El futuro de Bolivia puede verse claramente en el horizonte del sol naciente. El tema es de urgencia, al extremo de que el gobierno que asuma antes de este fin de año tiene la obligación de ubicarse en este nuevo contexto, en la nueva realidad, y si se quiere, en el nuevo mapa socio económico de Bolivia. Temo que los paradigmas de descentralización o de profundizar la autonomía ya no alcanzan (“la Constitución es muy pandita”, genial frase del Dr. Juan Carlos Urenda).

La lógica obligatoria para el razonamiento estadista pasa por movilizar adecuada y suficientemente el centro de gravedad del poder, hacerlo con tino y sabiduría; comprender que  soslayar este imperativo solamente provocará más temprano que tarde que los equilibrios sociopolíticos sean restituidos de manera violenta e incontrolable (el proyecto masista acudió al “cerco de Zurco” y  el “Hotel Las Americas” para controlar, al menos temporalmente, la amenaza de los naturales impulsos de empoderamiento regional).

Por su parte, Santa Cruz debe asumir sus propias responsabilidades en la renovación de sus liderazgos, encontrar consensos en las élites dirigenciales, sanar heridas de la batalla antimasista, capitalizar el excepcional desarrollo de su intelectualidad, adecuar de manera muy vanguardista su institucionalidad, y reconstruir el espíritu de unidad cruceña que supo hacer historia. Dejar momentáneamente el debate político nacional, con demasiados elementos irrelevantes para la discusión estratégica regional, para conservar esa impronta tan particular del cruceñismo. Evitar que la coyuntura política nacional, en un momento particularmente inestable, contamine los criterios que requiere la elección de un adecuado liderazgo regional. Este momento en la historia cruceña y nacional no permite “peles”. La calidad, que existe y mucha, además de la legitimidad de quienes conduzcan el proceso de reivindicación cruceñista, con una visión nacional adecuada al momento, necesariamente debe representar al conjunto de intereses y segmentos de la región, mucho más diversos y complejos que hace un par de décadas.

Las luchas cívicas ahora incorporan el trágico peso de cruceños presos, exiliados y muertos. La reivindicación debe asumir su verdadera significancia. Hoy no es temprano, pero tampoco tarde, para pensar en una Bolivia federal. Ese horizonte solo puede ser visto a través de  una Santa Cruz protagonista y conductora del destino socio político del país. El lustro que comienza tendrá relevancia fundacional para Bolivia. Están dadas las condiciones, las demandas y los desafíos. No en vano han pasado casi 80 años de la “Marcha al oriente”. Es tiempo de nuevos paradigmas.

Feliz aniversario Santa Cruz!!! Desde mi lugar, aquí en el hermoso valle cochabambino, mi deseo es de muchos y mejores años. Que Santa Cruz ocupe el lugar que merece, que Bolivia vea con orgullo y gratitud a una de sus hijas preciosas.

“Pero, tranquilízate cruceño inquieto.
Poseedor de una nueva inteligencia, heredero de más fuerza,
tus armas serán mejores que las nuestras.
Si ardiendo en vuestro corazón la vieja llama
tienes voluntad y mente clara y fértil
como la llanura feraz que recibisteis,
tuyo será el porvenir y sonriente
podrás sentarte a la mesa de los grandes
de todos los confines del planeta
a suscribir el pacto del Hombre con el Hombre.
      

(Fragmento de “A Santa Cruz”, de Oscar Barbery Justiniano)

 

Hector Castro G. * 24 Septiembre 2020

domingo, 13 de septiembre de 2020

COCHABAMBAAAA…..YA SALEEEE…

La celebración de la efeméride cochabambina es distinta a la acostumbrada, pero más allá de la obviedad, no hablo de la pandemia ni de la nueva normalidad. Después de muchos años Cochabamba comienza a recuperar el motor de su sociedad civil.

La realidad nacional, profundamente politizada por el anterior gobierno que nos acostumbró a una permanente campaña política, además del asedio continuo a los opositores o a cualquiera que pudiera parecerlo, condujo inexorablemente a la virtual desaparición del Comité Cívico de Cochabamba.

Algunas buenas intenciones, y obviamente también algunos oportunismos, pretendieron sustentar la supervivencia de esta organización, y de alguna manera lo lograron. Su existencia tiene como condición esencial el ser genuina y legítima representante de los intereses de la cochabambinidad. Esta es la razón para que el camino de la desaparición sea más cercano que el camino de la sumisión política tan fácilmente aplicada en organizaciones de todo nivel por el gobierno del Mas.

Por primera vez en muchos años, la nueva realidad política y el aire democrático que respiramos como país, nos muestran que hay iniciativas institucionales para el desarrollo y el porvenir de la llajta. Se anuncian proyectos, se determinan prioridades, y se conforman comités impulsores que involucran a organizaciones de la población civil que cuentan con la debida legitimidad. Es reconfortante ver que se suman empresas privadas, gremios e instituciones educativas. Ojalá esta visión regional sea compartida por quienes aún no se sumaron. La unión hace la fuerza, no hay duda.

Surge siempre alguna susceptibilidad de que existan ingredientes político partidarios en cualquier iniciativa, pero debe tenerse presente que es normal que toda actividad colectiva tenga, por naturaleza, algún tipo de orientación ideológica, y no está mal.

La política y la concepción de la administración del estado son una consecuencia de la forma de pensar de los ciudadanos, de sus organizaciones y de la sociedad en general. No podemos creer que la conducción estatal, la del más alto nivel, tenga una especie de generación espontánea, aislada del liderazgo en cualquier otra instancia.

Será importante, en consecuencia, tener presente que los nuevos liderazgos, la renovación tan necesaria y demandada, seguramente tendrá en los liderazgos cívicos y de otra índole la generación de actores que forjaran sus habilidades y especialmente su prestigio con miras al futuro. Transcurrir el liderazgo sindical, cívico, gremial, etc. son parte de una carrera y no podemos censurar ni objetar que así sea. Por el contrario, como sociedad civil necesitamos el mejor nivel posible en nuestros lideres, por lo que debemos apoyar y respaldar todo lo que constituya desarrollo y crecimiento del elemento humano que está en esa carrera.

Nuestras instituciones y el futuro del país requieren de manera imprescindible, recuperar la ética y los valores morales que aseguren sostenibilidad en el tiempo, por medio de la confianza y el respaldo incondicional de la sociedad. La cara visible de las instituciones son quienes las dirigen, y en este sentido es necesario tener presente que forjar un futuro en la política desde las instituciones cívicas requiere gestiones impecables, inteligentes, libres de cuestionamientos, con convicción y firmeza en la ética y la transparencia.

Creo que como cochabambinos debemos celebrar el 14 de Septiembre con alegría y una actitud de optimismo hacia el futuro. Tenemos planes, tenemos gente, tenemos ganas, pero lo más importante es que tenemos objetivos.

 

Hector Castro G. * 13 Septiembre 2020

lunes, 7 de septiembre de 2020

POR LA PLATA BAILA EL NUMERITO


Alguien puede garantizar la transparencia e idoneidad en el trabajo de las encuestadoras? Hay alguna autoridad que efectivamente fiscalice los procesos de encuesta y de manejo de los resultados? Podemos pensar que estas empresas tienen al menos un prestigio que poner en juego?

A diferencia del espectáculo montado por Unitel, propietaria circunstancial de “la verdad absoluta”, haré algunos comentarios en base a la información difundida como “oficial” durante el último mes, sin considerar ninguna distinción entre empresas encuestadoras, medios de comunicación o financiadores.

La encuesta publicada por Página Siete el pasado 18 de Agosto (realizada entre el 6 y el 11 de Agosto) mostraba un empate entre los dos primeros en 23%.

Cuatro semanas después, es decir, posterior a las movilizaciones masistas, el bloqueo del oxígeno, el escándalo por las denuncias de estupro y pedofilia de su jefe, etc. el candidato del Mas sube tres puntos y aparece con 26,2%. El segundo, Carlos Mesa, sin nada que destaque en pro o en contra, cae 6 puntos y aparece con 17,1%.

Tuto Quiroga, que ha tenido mucha presencia en las redes en el último mes, no ha recibido ataques directos de nadie, y se ha adelantado a los demás presentando planes de gobierno, baja de 3 a 2,5%. De cualquier forma, no creo que esos porcentajes reflejen ni de lejos su preferencia en el electorado.

Encuentro a mucha gente observando que la cantidad de personas encuestadas no sería la suficiente (alrededor de 2,300), pero entiendo que hay explicaciones técnicas que justifican ampliamente esta práctica. Lo que nadie dice es que toda la información publicada proviene del trabajo, bueno o malo, de una empresa que solo requiere estar inscrita en el Órgano Electoral para ser legal y autorizada.

Por la situación extraordinaria en el tema sanitario, ahora las encuestas son telefónicas. Extrañamente, y luego de múltiples observaciones efectuadas a la anterior encuesta, la de Mercados y Muestras para Página Siete, por el misterioso “padrón” telefónico que utilizaron, la reciente encuesta de CiesMori tampoco transparenta esa información.

He recibido por Whatsapp una encuesta realizada por medio de Google Forms, que tiene resultados completamente distintos. No tengo información sobre el responsable de la encuesta, el público al que llegó, ni el ámbito geográfico, por lo que podría ser poco confiable, pero no dista mucho de las que son publicadas oficialmente por los medios de comunicación. Si bien estas mencionan en su ficha técnica varios datos, no tengo ninguna certeza de que sean verídicos, y por los resultados me resulta muy fácil desconfiar de todo lo publicado.

Es lamentable que los bolivianos seamos tratados como un rebaño de seres ignorantes, que periodistas de prestigio se presten a analizar estas encuestas y crear opinión pública basada en nubes de humo, y que medios de comunicación que se suponen serios se dediquen al montaje de espectáculos más propios de la Tv basura que de la importancia y trascendencia que tiene esta información para el electorado.

Lo que es evidente es que hay un presupuesto muy grande para el espacio en televisión. Las empresas encuestadoras no tienen nada que perder, el efecto salvavidas que los resultados le dan al Mas en esta oportunidad, me llevan a pensar razonablemente que es un negocio de mucho dinero y ninguna ética. No soy afecto a acusar, ni siquiera sospechar sin fundamento. Soy un convencido de que se debe presumir la inocencia mientras no existan pruebas o al menos indicios concluyentes, pero creo que uno no puede ser inocente o incauto frente a semejante impostura.

 Finalmente, todo esto se basa en otra de la “geniales” leyes hechas por el anterior gobierno. Ya sabemos cómo nos va.

Hector Castro G. * 07 Septiembre 2020


viernes, 4 de septiembre de 2020

DE LA EPOPEYA AL COMIC


A inicios de octubre de 2019 el Comité Cívico de Santa Cruz convocó a un gran cabildo que fue multitudinario por la indignación ciudadana acumulada desde el 21 F, pero colmada por los incendios en la Chiquitania.

Recuerdo haber mencionado en un tweet que el fuego que el Mas había provocado no podrá extinguirse en mucho tiempo. Ese fuego es la nueva dirigencia cruceña. Tuve la sensación y hasta me atrevo a decir esperanza de que el nuevo liderazgo cruceño sea la punta de lanza de la construcción de una nueva Bolivia. El “cerco de Zurco” y el Hotel Las Américas habían encontrado su fecha de vencimiento. La proscripción de liderazgos cívico/políticos no podía ser eterna.

Así nació a la vida pública nacional el liderazgo de Luis Fernando Camacho. Valiente, firme, oportuno y valioso para los intereses colectivos de una ciudadanía cansada y hastiada del abuso de poder y de la corrupción.

El movimiento necesitaba un liderazgo. Providencialmente Camacho asumió el rol de conducir e impulsar el sentimiento colectivo. Fue estridente e imprudente, salió de los esquemas acostumbrados y llegó al extremo de fijar plazo para la renuncia del dictador. Esto causó reacciones diversas, desde el apoyo militante de muchos, hasta un escepticismo prudente de varios líderes regionales.

En todo caso, la epopeya de los 21 días no hubiera sido tal sin la cohesión que Camacho le dio. El movimiento era masivo, sin duda, pero frágil en términos de coordinación y solidez. Una tonelada de arena húmeda, con poco cemento. No se puede desconocer que fueron muchos los actores valiosos e importantes, pero el liderazgo de Camacho fue determinante.

Ante la renuncia y huida del chivo andino, durante el proceso de sucesión, Camacho asumió otro papel de innegable protagonismo. Negoció y gestionó la salida del Mas y la constitución del nuevo gobierno. De manera mucho más reservada y discreta, adquirió para sí una buena parte de las cuotas en el aparato del estado, incluyendo entre otros cargos, algunos ministerios del gabinete de la Presidente Añez.

A continuación, paralela al inicio del proceso electoral, comenzó la fase “culebrón” de esta historia. El distanciamiento de Añez, la conformación de candidatura junto a “Marquito”, las grabaciones, la arremetida de sus guerreros digitales, la desestabilización del gobierno como ataque electoral contra la candidata, la guerra sucia, la tragedia de las primeras encuestas, la consiguiente “puesta en blanco” de su candidatura, su vergonzosa aparición en un programa de televisión abierta, y muchos otros temas anecdóticos, determinaron la caída en barrena de su imagen y de sus posibilidades electorales.

Actualmente mantiene el discurso explosivo, duramente crítico de todo y de todos, imprudente a veces e irresponsable en otras. No parece recuperar el protagonismo electoral, pese a la caída de Añez y el estancamiento de Mesa en las encuestas.

A medida que se acercaba el plazo fatal para modificar las listas y para definir todas las candidaturas lo único que se vio fueron las renuncias y alejamiento de algunas agrupaciones que formaban parte de su alianza. Pero no es todo. También salen comunicados que tiran la puerta a posibles acuerdos o coaliciones, en una lógica que va en contra ruta con las expectativas de la población. La suerte está echada.

Aunque nunca se anunció públicamente una renuncia a su candidatura, se ha percibido un cambio en la estrategia que sugería un direccionamiento a las elecciones regionales, y hace algunos días parece haber vuelto a la carga en la contienda nacional.
De cualquier forma, cada aparición, cada entrevista y cada publicación, solamente contribuyen a deteriorar la imagen del caudillo de 2019. Es difícil tomar en serio su propuesta presidencial.

Este descalabro de su proyecto, la impostura al posicionar temas falaces en el debate colectivo, y especialmente la deshonestidad al atacar al gobierno por la terrible corrupción de sus propios ahijados, los mismos que dejó sembrados durante su fugaz ejercicio de poder, han confeccionado de manera inequívoca ese 6 a 8 % que se ve en las encuestas, independientemente de quien las publique.

Cada episodio de su telenovela invariablemente incluye algún tipo de interpretación surrealista, sus apariciones ante los medios incluyen manipulación y falsedad en su relato, no tiene límites ni códigos en su interacción con el resto del sistema político, y por consiguiente, es muy difícil entender algo distinto a un permanente insulto a la inteligencia de los bolivianos.

Creo que Bolivia entera lamenta que el héroe de esa magnífica e histórica epopeya se haya convertido en menos de un año, en un personaje de historieta, donde los dibujitos dicen mucho más que el discurso.

El país está ansioso por tener liderazgos renovados, una nueva forma de hacer política, que rescate las prácticas nobles y respetuosas de la colectividad e incorpore todas las ventajas y la dinámica que nos otorga la modernidad, para construir una democracia sostenible, que recupere la institucionalidad y el estado de derecho.

Paciencia…. No queda más que seguir adelante sin perder la esperanza. Camacho tuvo la gran oportunidad de representar la generación del cambio, de la evolución, pero solo fue un espejismo.

Hector Castro G. * 04 Septiembre 2020

martes, 1 de septiembre de 2020

EL ENEMIGO DE LOS BOLIVIANOS


El artículo 149 de la Constitución Política del Estado requiere, de manera textual, para ser candidato a la Asamblea General Plurinacional, “haber residido de forma permanente al menos los dos años inmediatamente anteriores a la elección en la circunscripción correspondiente”.

El 108 de esta misma norma suprema dice: “Son deberes de las bolivianas y los bolivianos:    Conocer, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes…”

Una de las características de la Constitución es que no requiere reglamentación para ser puesta en práctica, y otra aún más importante es que la Constitución es la norma suprema, es decir que se encuentra por encima de cualquier otro instrumento jurídico.

Desde mi profano punto de vista, está claro que no hay ninguna duda de que cualquier intento de habilitar una candidatura para Senador por Cochabamba, a un ciudadano que reside en el exterior, formalmente demostrado por su status de refugiado, huele a “derecho humano a la reelección perpetua”, es decir, que la única manera de darle forma a esta presunta habilitación pasa por interpretaciones y artificios que distan mucho de la legalidad y de la legitimidad.

Seguramente el debate incorpora el extraño concepto del “domicilio electoral”, que fue utilizado antes, y obviado también, de acuerdo a la conveniencia política. (Rebeca Delgado y Eduardo Maldonado, ambos Asambleistas en representación de sus regiones fueron descalificados para ser candidatos en sus respectivos municipios, mientras Victor Hugo Vasquez, fue habilitado sin ningún problema para ser candidato a la Gobernación de Oruro. (Era Vice Ministro, primo del pedófilo prófugo, y actualmente es parte del grupo de asilados en la residencia mexicana en La Paz).

El tema de fondo, desde mi punto de vista, es la estrategia del Mas para crear caos y aprovechar el momento, propicio por varios factores, la emergencia de salud, la debilidad coyuntural del Gobierno, la dispersión de fuerzas por el proceso electoral que incluye un gran descrédito de los líderes de la movilización de octubre y noviembre 2019.

Contra todas las ilusiones de los bolivianos, la salida del dictador en noviembre no fue el fin del conflicto, la cancelación de la sigla del Mas o la derrota electoral tampoco serán un cierre definitivo ni mucho menos. El proyecto de poder que tienen es completamente distinto a los demás, que se conforman con el triunfo electoral y ser gobierno. Los objetivos del partido objetado responden a toda una estructura de poder e intereses, el castrochavismo, el narcotráfico, la presencia del extremismo islámico en este continente, etc.

Mucho temo que está latente en la agenda al menos una gran batalla más para salvar al país de las garras de este imperio del crimen. Cuando ocurre? Quien decide cual es el mejor escenario? Hasta ahora creo que los bolivianos estamos cometiendo el error de ceder la iniciativa y actuar simplemente por reacción, que no es lo más aconsejable.

La inhabilitación de la candidatura, la cancelación de la personería jurídica, el proceso por fraude si llega a sentencia, los resultados electorales en primera vuelta, y hasta el momento que encuentren oportuno para derrocar a un eventual próximo gobierno (por lo que ellos prefieren a Carlos Mesa), son los escenarios críticos para que den luz verde a la movilización de sus hordas.

Es cierto que ya no tienen el poder de movilizar como lo hicieron en 2003, o durante varios años de su gobierno, pero no podemos perder de vista que sus reglas de juego no tienen ningún tipo de consideraciones. Atacan a población civil, destruyen ambulancias, agreden a personal de salud, bloquean oxígeno, sus órdenes son simples pero infames “que no entre comida a las ciudades”, presuntamente están armados, y para colmo, aun saben que pueden convocar a personajes irracionales que sumen al conflicto, así no sean consecuentes con su movimiento.

Mientras tanto, tras una entrevista de la Presidente, son muchos los voluntariosos para criticar destructivamente, sus líderes son irresponsables al hacer acusaciones sin pruebas, denostan a cualquier rival electoral, descalifican personalmente a los otros actores, etc. No existe ninguna conciencia real del peligro que nos acecha, y hay una ceguera obstinada para el día después de las elecciones.

No están dispuestos a hacer acuerdos de ningún tipo, pero seguramente tienen claro que sea cual fuere el ganador, necesitará de acuerdos para conseguir un mínimo de gobernabilidad.

La única diferencia entre hacer pactos ahora, o después de las elecciones está en el peso político que tendrá cada actor. Hoy son reflejo de encuestas poco creíbles, y especialmente de la percepción general, a veces en base a los decibeles de su discurso y en otro caso en base a simple megalomanía. Mañana…..quien sabe.

Fue un error histórico el haber descuartizado el movimiento ciudadano que triunfó en noviembre, solo por los intereses, infinitamente menores, de cada candidato. Pero el error es aún mayor ahora, cuando esos “enanos” morales se dedican a destruir a los contrincantes, a sabiendas de que sin ellos en poco tiempo podrían ser enanos proscritos, perseguidos, exiliados o muertos.

El principal enemigo de los bolivianos no es el MAS, es la ignorancia, es la intolerancia, y es la candidez frente a estos “enanos iluminados“.

Hector Castro G.  *  02 Septiembre 2020