“Camba, yo siempre te llevo dentro, porque mi canto y mis versos siempre te quieren nombrar” Así escribió el orureño Cesar Espada sus versos tan sublimes, pensando y sintiendo el alma oriental desde tierras tan distantes y distintas.
“Viva Santa
Cruz, bella tierra de mi corazón” dijo don Gilberto Rojas, otro gran orureño,
inspirado por el sentimiento de la gente de bien, esa que siente su
bolivianidad en el alma.
Es que
Bolivia es un todo. No puede ser concebida sin Santa Cruz, sin el oriente
caluroso, húmedo y fértil. Sin su gente alegre, orgullosa y feliz por respirar
la riqueza que la naturaleza le regala en cada amanecer.
Bolivia es también
el occidente, el que supo generar riqueza, el que fue bendecido por su plata,
estaño, wólfram, zinc, guano, salitre, maíz, trigo y papa. Que generó la
posibilidad de que sobrevivan oriente, occidente, el sur y hasta el norte
lejano.
Bolivia es
una increíble conjunción de pueblos, etnias, territorios, pisos ecológicos,
climas, idiosincrasias, visiones, improntas, ideologías y formas de concebir la
vida y la subsistencia. Esta diversidad es la única y verdadera riqueza de esta
patria grandiosa. Solo falta que aprendamos a aceptarla y así disfrutarla.
Es el día de
Santa Cruz, y tengo que gritar con fuerza que “viva Santa Cruz”. Lo hago como
boliviano, nacido y criado en Oruro, residente cochabambino, conocedor profundo
de los ríos de Cochabamba, Santa Cruz, Beni, Pando y La Paz. Lo digo como
boliviano de verdad. Orgulloso y amante de nuestra diversidad.
Tengo la
suerte de entender expresiones quechuas, de conocer la intimidad de pueblos
orientales, de saber disfrutar del chuño, de saber hacer una huathía, de
entender un buen chivé y de saber preparar un chapapeado de chananá.
La Paz es
mucho menos que su altanera percepción, pese a que la historia le ha dado a
occidente un protagonismo innegable en todo nuestro pasado republicano. Vivimos
un presente incierto y hasta impostor, gracias a narrativas falsas creadas por
ideologías trasnochadas.
El futuro de
Bolivia sin duda está centrado en Santa Cruz, lo que determina derechos y
obligaciones para esta región. Sus derechos están muy claros. Pueden y deben
ser muy productivos, desarrollar economía y progreso, tomar la batuta en el
aparato productivo del país. Deberían tener libertad de producir y exportar. Es
un tema que queda pendiente porque tenemos un gobierno extraviado, que se dice
socialista pero vive en una realidad capitalista.
Pero también
están pendientes las obligaciones de Santa Cruz. Siendo la capital más grande
en economía y en población, tiene que tener la capacidad de ser la capital
política de la nación.
Hasta ahora
no ha conseguido posicionar ningún liderazgo valioso. Luifer no es siquiera un
intento. Santa Cruz no parece entender que debe tener una visión nacional. Toda
su proyección se basa en reivindicar alguna suerte de autonomía. Hay quienes
proponen la falacia del federalismo. La intelectualidad cruceña (indudablemente
valiosa) se nota cohibida y calladita. Santa Cruz tiene esta obligación
pendiente, aunque ya está bastante retrasada y absurdamente postergada.
El masismo,
con todas sus limitaciones morales, demográficas, sociopolíticas, etc. parece
tomar el mando de la cruceñidad. Tres o cuatro ineptos y ridículos ministros se
sobreponen a una Gobernación secuestrada y resignada a un papel menos que
secundario, a un Comité Cívico achicopalado y temeroso, y a un Gobierno
Municipal indecente, ordinario y vendido.
Quiero
gritar que Viva Santa Cruz, pero temo mucho que los cruceños se avergüencen de
gritar conmigo, porque parece que no sienten ni entienden su lugar. Se hacen a los
muy machitos pero no se dan cuenta del lugar que ocupan. No es que sean cambas,
es que son bolivianos. Y a partir de ahora son los bolivianos importantes.
Necesitan entenderlo, y ser bolivianos de verdad.
Igual,
carajo, aunque ustedes no se atrevan… desde occidente grito con fuerza y
convicción… que Viva Santa Cruz !!!
Hector
Castro G. * 24 septiembre 2023