Son conceptos que son cada día más extraños, que son devaluados por la vorágine de indecencia y salvajismo, cada vez más naturales y corrientes entre nosotros, gracias al relato populista del masismo (el instrumento de destrucción de la bolivianidad).
Entre las
opas ideologías progresistas, los libretos artificiales e impostores de
indigenismo, de lucha contra el famoso “racismo”, los que dicen combatir la
discriminación, y todas las corrientes y tendencias (jaladas de los pelos) que
dicen buscar enmendar y eliminar los “defectos” de la sociedad, encontramos
claramente que los valiosos y genuinos valores humanos son devaluados y
denostados todos los días.
Indudablemente
la humanidad tiene la necesidad y la obligación de evolucionar, debe corregir
algunas actitudes para conservar sus posibilidades de subsistencia. Esto no
puede ser aprovechado y capitalizado por fanatismos intransigentes, no debe ser
instrumentalizado por ideologías desesperadas por encontrar un norte
marquetineramente atractivo.
La “izquierda”,
el “socialismo”, el “progresismo”, y todos los demás cuentos que merecen ser
entrecomillados por su esencia fantasiosa e impostora, todos los que pretenden
instrumentalizar las injusticias naturales y terrenales como banderas de lucha,
los que discursean demagogos ante las masas menos cultas, ignorantes y dóciles,
los que abanderan paradigmas trasnochados, de los tiempos de la Guerra Fría,
los que pretenden llorar desde atrás de la Cortina de Hierro, tienen que saber
que sus prácticas y su discurso son dañinos y perversos para la humanidad. Sus “ideales”
y sus fantasías han demostrado en todas partes y en todo el mundo, que solo
crean miseria, odio, resentimiento y muerte. Ninguna sociedad, en ninguna parte
del mundo, bajo ninguna circunstancia, ha conseguido algún beneficio o algo
positivo.
El discurso
impostor, indecente, falso, manipulador, el del vago de Karl Marx, del
sanguinario del alias Lenin, de los delincuentes de Fidel y Raúl Castro, del sinvergüenza
de Hugo Chávez, y más cerca a nuestra realidad, los pedófilos de Evo Morales y
Daniel Ortega, el zurdo de caviar de Rafael Correa, la chorra de Cristina Fernández
de Kirchner, el corrupto Lula Da Silva, el asesino Vladimir Putin, el
desvariado payaso López Obrador, y sus ineptos sucesores Nicolás Maduro, Pedro Castillo,
Luis Arce, Alberto Fernández y Miguel Díaz-Canel, todos dictadores (por algo debe
ser). Este discurso es el instrumento de destrucción de la sana convivencia, de
la paz y especialmente de la prosperidad de nuestros países, de nuestras
sociedades y de nosotros, las personas.
Son los
representantes de todos los anti valores, de todo lo que está mal, y del camino
a la destrucción de la riqueza humana. 200 años de fracaso son suficiente
demostración de que sus teorías son impostoras y falsas.
Escribo esto
ahora porque quiero rendir homenaje a nuestros padres. Me inspiro en el mío,
porque su generación representa, al menos en mi visión, la verdadera fuente de INTEGRIDAD,
HONESTIDAD, ÉTICA Y HONOR.
Mi padre, mi
tío Cesar, mi suegro, y muchos otros hombres de bien, representan e imponen esa
imagen admirable. Los valores fuertemente arraigados en cada uno de ellos,
imposibles de ser corrompidos, fuertes e invulnerables a cualquier tentación.
Sé que
muchos que me lean encontrarán en su ascendencia ese tesoro, valiosísimo y
admirable, y espero que esto provoque una profunda reflexión, para rescatar y
recuperar la herramienta más valiosa que tenemos para luchar contra la perversa
invasión que sufre nuestra amada Bolivia, la genuina y profunda convicción de
libertad y democracia, como recita nuestro Himno Nacional.
Los bolivianos
tenemos en nuestra esencia todos estos valores. Necesitamos recuperarlos,
hacerlos nuestra carne y sangre. En ellos está la fortaleza necesaria para
rescatar la patria. Esta fuerza es mucho más grande que la maquinaria de
propaganda y el intento de posicionar la otra narrativa, que solamente es eso,
narrativa, cuento, relato. Los valores y convicciones son muchísimo más
grandes, pero no hacen ruido.
El Día del
Padre puede ser muy sentido y alegórico, es natural. Yo creo que el homenaje
más valioso que podemos hacer a nuestros padres es rescatar todo lo rico y positivo
que ellos representan y que nos inculcaron. Su legado debe ser una fortaleza
que nos haga mejores ciudadanos, bolivianos más valiosos, responsables por
mantener sana a nuestra sociedad, pues ellos fueron orgullosos y dignos
ciudadanos de esta gran patria.
Feliz día del
padre !!! Gracias por su legado !!!
Hector
Castro G. * 19 marzo 2023
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