domingo, 19 de marzo de 2023

INTEGRIDAD, HONESTIDAD, ÉTICA Y HONOR

Son conceptos que son cada día más extraños, que son devaluados por la vorágine de indecencia y salvajismo, cada vez más naturales y corrientes entre nosotros, gracias al relato populista del masismo (el instrumento de destrucción de la bolivianidad).

Entre las opas ideologías progresistas, los libretos artificiales e impostores de indigenismo, de lucha contra el famoso “racismo”, los que dicen combatir la discriminación, y todas las corrientes y tendencias (jaladas de los pelos) que dicen buscar enmendar y eliminar los “defectos” de la sociedad, encontramos claramente que los valiosos y genuinos valores humanos son devaluados y denostados todos los días.

Indudablemente la humanidad tiene la necesidad y la obligación de evolucionar, debe corregir algunas actitudes para conservar sus posibilidades de subsistencia. Esto no puede ser aprovechado y capitalizado por fanatismos intransigentes, no debe ser instrumentalizado por ideologías desesperadas por encontrar un norte marquetineramente atractivo.

La “izquierda”, el “socialismo”, el “progresismo”, y todos los demás cuentos que merecen ser entrecomillados por su esencia fantasiosa e impostora, todos los que pretenden instrumentalizar las injusticias naturales y terrenales como banderas de lucha, los que discursean demagogos ante las masas menos cultas, ignorantes y dóciles, los que abanderan paradigmas trasnochados, de los tiempos de la Guerra Fría, los que pretenden llorar desde atrás de la Cortina de Hierro, tienen que saber que sus prácticas y su discurso son dañinos y perversos para la humanidad. Sus “ideales” y sus fantasías han demostrado en todas partes y en todo el mundo, que solo crean miseria, odio, resentimiento y muerte. Ninguna sociedad, en ninguna parte del mundo, bajo ninguna circunstancia, ha conseguido algún beneficio o algo positivo.

El discurso impostor, indecente, falso, manipulador, el del vago de Karl Marx, del sanguinario del alias Lenin, de los delincuentes de Fidel y Raúl Castro, del sinvergüenza de Hugo Chávez, y más cerca a nuestra realidad, los pedófilos de Evo Morales y Daniel Ortega, el zurdo de caviar de Rafael Correa, la chorra de Cristina Fernández de Kirchner, el corrupto Lula Da Silva, el asesino Vladimir Putin, el desvariado payaso López Obrador, y sus ineptos sucesores Nicolás Maduro, Pedro Castillo, Luis Arce, Alberto Fernández y Miguel Díaz-Canel, todos dictadores (por algo debe ser). Este discurso es el instrumento de destrucción de la sana convivencia, de la paz y especialmente de la prosperidad de nuestros países, de nuestras sociedades y de nosotros, las personas.

Son los representantes de todos los anti valores, de todo lo que está mal, y del camino a la destrucción de la riqueza humana. 200 años de fracaso son suficiente demostración de que sus teorías son impostoras y falsas.

Escribo esto ahora porque quiero rendir homenaje a nuestros padres. Me inspiro en el mío, porque su generación representa, al menos en mi visión, la verdadera fuente de INTEGRIDAD, HONESTIDAD, ÉTICA Y HONOR.

Mi padre, mi tío Cesar, mi suegro, y muchos otros hombres de bien, representan e imponen esa imagen admirable. Los valores fuertemente arraigados en cada uno de ellos, imposibles de ser corrompidos, fuertes e invulnerables a cualquier tentación.

Sé que muchos que me lean encontrarán en su ascendencia ese tesoro, valiosísimo y admirable, y espero que esto provoque una profunda reflexión, para rescatar y recuperar la herramienta más valiosa que tenemos para luchar contra la perversa invasión que sufre nuestra amada Bolivia, la genuina y profunda convicción de libertad y democracia, como recita nuestro Himno Nacional.

Los bolivianos tenemos en nuestra esencia todos estos valores. Necesitamos recuperarlos, hacerlos nuestra carne y sangre. En ellos está la fortaleza necesaria para rescatar la patria. Esta fuerza es mucho más grande que la maquinaria de propaganda y el intento de posicionar la otra narrativa, que solamente es eso, narrativa, cuento, relato. Los valores y convicciones son muchísimo más grandes, pero no hacen ruido.

El Día del Padre puede ser muy sentido y alegórico, es natural. Yo creo que el homenaje más valioso que podemos hacer a nuestros padres es rescatar todo lo rico y positivo que ellos representan y que nos inculcaron. Su legado debe ser una fortaleza que nos haga mejores ciudadanos, bolivianos más valiosos, responsables por mantener sana a nuestra sociedad, pues ellos fueron orgullosos y dignos ciudadanos de esta gran patria.

Feliz día del padre !!! Gracias por su legado !!!

 

Hector Castro G. * 19 marzo 2023

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