viernes, 7 de agosto de 2020

CON LAS MANOS “ATADOS” (en ref. Gonzalo Sanchez de Lozada, 1989)

 A principios de 2005, poco más de un año después de la “guerra del gas”, el Presidente Carlos Mesa emitió el Decreto Supremo 27977, que reglamenta la forma en que las Fuerzas Armadas harán uso de la fuerza en tareas de defensa del orden y frente a conflictos y convulsión social. El Decreto incluye un texto llamado "Manual del Uso de la Fuerzas en Conflictos Internos", y especifica un sinnúmero de detalles en cuanto a la forma y el procedimiento a seguir, pero también establece una diferencia central con la normativa previa, y es que las instrucciones del Presidente y Capitán General de las Fuerzas Armadas para el uso de la fuerza militar deberán ser hechas por escrito.

Durante los conflictos de Octubre y Noviembre pasados, el ex presidente, hoy prófugo, no consiguió que las FF.AA. salieran a reprimir a la ciudadanía movilizada, pese a que el Comandante General Kaliman era incondicional a ese régimen. El rumor es que los ministros no aceptaron firmar ningún decreto, por la enorme responsabilidad que tendrían que asumir, y los militares no estaban dispuestos a efectuar tareas represivas sin contar con la orden escrita. Es muy comprensible, pues los altos jefes militares que ejecutaron órdenes en Octubre 2003 (la Guerra del Gas) están sentenciados y en prisión, pero los que dieron las órdenes no. El otro bando, el de la rebelión, ni siquiera tuvo un proceso legal en el que sean declarados inocentes, culpables o sobreseídos, simplemente fueron amnistiados por Carlos Mesa, con argumentos tan inverosímiles como que “no respondían al deseo de cometer un delito de orden penal”, tal como expresa textualmente el Decreto Supremo 27234.

En los primeros días del gobierno de la Sra. Añez, ese decreto si fue emitido. Está aún fresco en la memoria el vehemente reclamo de los masistas y allegados, que aseguraban que era un decreto que autorizaba a “matar”, y varias argumentaciones que buscaban confundir a la opinión pública. Posteriormente fue derogado, como era previsto, tras lograr la pacificación del país.

El durísimo momento que vive el país, plantea una circunstancia extremadamente complicada para el gobierno actual. El MAS protagoniza acciones de extrema violencia, atentando contra la salud y la vida de los bolivianos, con el terrible agravante de que los ciudadanos más dramáticamente afectados por las insensatas medidas de presión son los enfermos, que necesitan la provisión de medicamentos, insumos y oxígeno.

De acuerdo a lo establecido en el Código de Procedimiento Constitucional, el tratamiento de los recursos que interpuso el MAS ante la inminente cancelación de su personería jurídica, la fecha del 6 de Septiembre para las elecciones generales le resulta conveniente, pues no habrá tiempo suficiente para cumplir los plazos procesales, y el Tribunal Supremo Electoral no podrá emitir sentencia. Si la fecha es el 18 de Octubre, seis semanas más tarde, como está establecido por la última determinación del TSE, si podría haber una Sentencia Constitucional, y el TSE tendría que pronunciarse y cancelar la sigla del MAS.

Un primera conclusión, especulativa de mi parte por supuesto, es que existe la posibilidad real de que la personería jurídica del MAS sea cancelada. De otra manera no se explica toda la movilización que hoy dirigen y financian.

La segunda conclusión a la que llego, especulativa insisto, es que  presionan a la Presidenta Jeanine Añez y a sus Ministros para que firmen el Decreto y autoricen el uso de la fuerza. En otras palabras, que se hagan legalmente responsables por cualquier exceso que pudiera cometer un efectivo militar, al calor de las circunstancias, motivado por ideología, estimulado económicamente, o por cualquier otra razón que el lector pueda imaginar. Esta presunción cobra aún más fuerza si recordamos el conflicto generado por los 2/3 masistas en la ALP por los ascensos en las Fuerzas Armadas. Obviamente hay intereses mucho más que anecdóticos.

Una tercera conclusión, a la que me doy la libertad de llegar por ser este el espacio donde escribo lo que personalmente pienso, es que el Gobierno de la Sra. Añez es el mayor impedimento que tiene el MAS para retornar al poder. Estoy muy lejos de pensar en un supuesto cogobierno que muchos presumen, más bien creo que el ejecutivo se encuentra atado de manos en muchos sentidos. Debemos recordar que durante la transición se llevaron a cabo varias reuniones entre los actores políticos del momento y algunas personalidades del MAS. He revisado al menos siete hemerotecas, y la información sobre estas reuniones es de verdad restringida o inexistente. Los actores principales guardan un silencio muy sugestivo, y tengo la impresión de que hay acuerdos y concesiones inconfesables para algunos de ellos.

La situación actual es muy compleja y dolorosa para los bolivianos. Tengo la seguridad de que así la entiende y siente el gobierno, particularmente la Sra. Añez. Tengamos en cuenta que después de 14 años de régimen hegemónico, encargamos a una buena señora del Beni que desmonte la dictadura y reconduzca a la nación, pero sin considerar que la derrota del régimen requirió de la cohesión de la mayoría de los bolivianos y el respaldo de las fuerzas políticas. El país dejó solo a ese gobierno débil y precario, rodeado del enorme resabio masista en el aparato del estado, todos volvimos a nuestras actividades y los políticos a su trabajo electoral.

Hoy el gobierno necesita tomar acciones, es su deber y la ciudadanía se lo demanda. Muchos atribuyen la situación a la dualidad que presenta la candidatura de la Presidenta, y consideran que debería renunciar para convocar a un diálogo nacional. Yo me pregunto… quien tiene la situación semejante a la Sra. Añez, con el propio pellejo en juego, para imponer condiciones para un diálogo nacional? Estoy seguro que una eventual renuncia no moverá en un milímetro la posición del MAS, pero sí la situación de los otros candidatos. Creo que esa es un tema a considerar.

Este es el gobierno que tenemos. No tenemos otro, y las condiciones no están dadas para constituir uno nuevo inmediatamente. El proceso electoral tomará un tiempo, aun incierto, reconfigurará los equilibrios y seguramente le dará certidumbre a nuestro futuro. No hay duda. Pero la situación es dramáticamente urgente, las necesidades de orden, atención de la salud, vigencia de nuestros derechos, paz y tranquilidad, etc. son inmediatas. Está claro que el MAS no tiene ningún límite en sus aspiraciones de retomar el poder, y creo que sería ingenuo pensar que el proceso electoral será un escenario de juego limpio y democrático.

Es momento de establecer prioridades y elegir nuestras batallas.

 

Hector Castro G. * 08 Agosto 2020

 

 

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