miércoles, 7 de septiembre de 2022

EL CEMENTO DE LA MENTE

Septiembre despierta emociones en el corazón, en la mente y hasta chauvinismos originados en algún otro rincón de la anatomía, especialmente en los cochabambinos y cruceños. Tan cíclica como la llegada de la primavera, se repiten las observaciones y críticas a la gestión de las entidades autónomas, gobernaciones y alcaldías, respecto a las grandes obras de cemento, de impermeabilizar la tierra, eliminar naturaleza y de tantas formas de malentender el desarrollo.

Sin duda, cada metro cuadrado de «desarrollo» y cada corte de cinta en septiembre contribuyen en alguna medida al cambio climático, al calentamiento global, y tienen consecuencias en la calidad de vida de humanos y medio ambiente.

Los que toman decisiones, los tienen el poder de definir el destino de los recursos públicos, sin duda conocen al menos en parte, las consecuencias de sus obras. Solamente toman en cuenta una de ellas: el impacto político, la oportunidad de la foto, y la «chajchudita» de popularidad durante las dos horas de borrachera en la inauguración de su ocurrencia.

Nunca toman en cuenta el daño profundo y de largo plazo. Casi siempre invisible o, mejor dicho, no evidente. Tumbar un arbolito es solo uno, que se suma al otro, y al otro y al siguiente, hasta que (como dicen en Santa Cruz) cuando acordás, son miles de árboles talados. Lo mismo ocurre con ese metrito cuadrado de cemento, que suma a esa enorme costra impermeable que elimina el curso natural del agua en tu acera, en tu calle, en tu barrio, en tu ciudad y en tu planeta.

¿No lo saben? Por supuesto que sí. ¿Les importa? Obvio que no. El verdadero problema no está en el cemento o la motosierra. Está en esta priorización de un desarrollo muy mal entendido.

Si solo la mitad de los recursos sería invertida en educación, y no me refiero a construir escuelitas, sino a cultivar el conocimiento de toda la población, desde niños, y especialmente a los ciudadanos que son los protagonistas del día a día, las autoridades tendrían la obligación de pensar más en el verdadero desarrollo y menos en su propio protagonismo.

El país necesita ingenieros y técnicos, sin duda. Pero la demanda más importante hoy por hoy, por la deuda histórica, se requieren más profesionales que se ocupen de educar, de rescatar historia y conocimiento, de entender mentalidades y demandas de todos los grupos humanos que tiene nuestra sociedad. Se necesita con urgencia trabajar más en la gente, en las mentes y en las capacidades del pueblo, así demagógico como suena.

Los zurdos hablan de «liberación», la derecha tiende a una mentalidad «libertaria», y nuestro particular rebaño, los bolivianos, repetimos con la mano en corazón «morir antes que esclavos vivir».

La libertad es talvez el único anhelo que compartimos todos. La única forma de conseguirla se origina en nosotros. La libertad nace de la mente y de la convicción de cada uno. Así la ejercemos cada día, en la medida en que es posible. Y solamente será posible en la medida en que la mente de cada boliviano tenga la capacidad de definir su propio destino, de tomar sus propias decisiones, y de elegir su propio camino.

La educación para la libertad es la única que nos salvará de seguir este perverso camino de polarización. Sin libertad seguiremos siendo las mismas ovejas, blanquitas, manchadas, negras, y hasta de cara pintada, pero ovejas al fin.

El primer paso es abrir los ojos, el siguiente es tomar la decisión de hacer algo, y el paso definitivo es constituirse uno mismo en agente de cambio. Seguro que puedes ayudar a alguien en tu propio entorno.

Tengo la certeza de que este camino, ingenuo y soñador, es muchísimo más importante y constructivo que esperar que algún narco, algún corrupto, o algún pusilánime pseudopolítico sea iluminado y detenga esta bola de nieve que nos aplasta cada día más.  

Los bolivianos necesitamos unidad, pero... ¿en torno a alguien? ¿Quién? ¿Existe? Mejor nos unimos en torno a lo que todos queremos «Libertad», después veremos quien merece conducirnos.

 

Hector Castro G. * 07 septiembre 2022

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