miércoles, 31 de agosto de 2022

TONTO Y RE-TONTO

El departamento más grande de Bolivia, el que produce alimentos en una escala cercana al 75% de la demanda del país, el que contribuye en 40 o más porciento al PIB, a lo que Bolivia produce cada año, ha sido sometido a algún maleficio terrible. No es fácil encontrar explicación a la forma en que designa su liderazgo y representación.

Santa Cruz es, sin ninguna duda, el departamento más grande en economía, en población, en territorio, y especialmente en su futuro geopolítico. En pocos años será el departamento que represente a la mitad o más del país. Esta tendencia es inevitable. Es imposible de soslayar para cualquiera, incluyendo a las desfasadas logias paceñas, centralistas por definición, que harían bien en declararse caducas y aceptar que la República de Bolivia ha evolucionado, y esto no tiene nada que ver con el falso relato del “estado plurinacional”, al que se adscribieron indigna y estúpidamente. Bolivia es mucho más que su consigna centralista, desubicada y perversa.

Pero existe un problema enorme. Santa Cruz, que indudablemente se convierte en el nuevo centro del país ha sido entrampado por personajes que no dan la talla para asumir el reto planteado por esta nueva realidad.

Hay un tonto que ha sido legítimamente elegido para administrar la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, y en lo que va de su gestión no ha demostrado nada más que sometimiento al centralismo masista, que no tiene ninguna visión de país que salga de la plaza Murillo, de los adefesios construidos por el régimen populista y mediocre que ha demostrado ineptitud en los largos 15 años que tiene administrando el estado y destruyendo la patria. Su respuesta se limita a usar camisas de marca  e intentar crear absurdas tendencias. Se vendió, y no hay forma de negarlo.

Santa Cruz, con toda su riqueza, intelectual, política, productiva, innovadora y capaz de hacerse cargo de toda la república boliviana, de neutralizar la impostora destrucción narco-socialista, ha cometido el error más grande de la historia. Ha entregado el poder de la cruceñidad a un re-tonto, que dedica su día a día a servir al masismo. Talvez no lo haga a propósito, pero está claro que el tari no le alcanza para entenderlo.

La lucha por el censo ha sido una forma muy ilustrativa para ver con claridad el papel de Luis Fernando Camacho, que no fue quien lidere  esta lucha, hasta que la habilidad del gobierno masista le entregó esta atribución, con el fin de que ninguna entidad autónoma del país se adscriba a esta lucha.

Nadie va a cometer la estupidez de cerrar filas con Camacho, aunque la causa sea así de importante. Ningún Comité Cívico, con alguna convocatoria o no, va a empeñar su valor si existe el riesgo de ser estigmatizado como camachista.

El resultado es que una demanda legítima y preponderante, pierde fuerza por la intromisión de un falso líder como Fernando Camacho, a quien no le interesó el tema hasta que el gobierno, hábilmente, le confirió el liderazgo de la demanda de un censo transparente y oportuno.

Camacho vuelve a constituirse en el mejor recurso del masismo y del gobierno indecente, para devaluar una demanda legítima y válida. El Comité Interinstitucional cruceño tenía la razón, la verdad, y la legitimidad que el tema requiere. Era la vanguardia de lucha por lo que el país necesita para asignar recursos y representación, acordes con la realidad y con lo que cada región necesita. Distintos del impostor discurso del régimen narco-socialista, hegemónico por definición, que rechaza cualquier intención autonómica, porque necesita controlar todo lo que pueda para consolidar su proyecto de poder. Sin duda lejano a cualquier proyecto de verdadero desarrollo o de iniciativa de creación de riqueza.

Hay que ser claros, aunque haya una cantidad de compatriotas aleccionados que se enojen. La República necesita ser defendida. Somos muchos los bolivianos que estamos dispuestos a dar la vida por Bolivia, su libertad y soberanía.

Los impostores, los ignorantes, los aleccionados, y los que reciben unos pesitos por su barata dignidad son muchos, son imprudentes y están dispuestos a pelear por su jornal. Hay que tener absoluta claridad. La defensa de la patria no es tarea fácil, ni está libre de riesgos. Seguramente tendremos que tener ojos morados y otras marcas cuando recibamos golpes, pero hay que saber que son marcas distintas a cualquier pelea de chichería. Hay que llevar los moretes con orgullo y dignidad. Hay que ser consecuentes con nuestra convicción de libertad y de soberanía.

Ningún narcotraficante, ningún pederasta, y ningún pobre y triste empleadito público serán más grandes que Bolivia.

Que el tonto traicione a Santa Cruz, y que el re-tonto sea tan funcional al régimen narco socialista, son cosas que necesitamos aceptar como realidades, duras pero ciertas.

Bolivia es mucho más que ese par de  imbecilitos. Hay que saber entenderlo, y usar nuestra inteligencia para salvar a nuestra patria.

Santa Cruz representa el futuro, pero Bolivia es muchísimo más grande. Es hora de que los cruceños tengan la valentía de imponer su intelectualidad y su verdadero valor.

Sean capaces de poner en su lugar a su liderazgo, y asuman su verdadero valor y responsabilidad con Bolivia. Ahora tienen una realidad distinta y viene con demandas y obligaciones. Rescaten el valor de sus liderazgos, pero sean responsables y consecuentes con la patria.

Por favor entreguen a la patria a líderes que estén a la altura. Tienen mucho que ofrecer. No le den a Bolivia un Camacho. El rol de Santa Cruz dista mucho de ser una frater, manden a alguien que haga historia.

Soy orureño, pero especialmente soy boliviano, y por eso demando a Santa Cruz que esté a la altura de lo que Bolivia demanda.

 

Hector Castro G. * 31 agosto 2022

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