El revuelo
causado por el anuncio de Jeanine de ser candidata es el mejor síntoma de que
tiene grandes posibilidades de éxito.
No escribí
ayer por estar desconcertado por lo que sucedía. Ví a mucha gente inteligente y
preparada protestando de manera vehemente y hasta desmedida en las redes.
Hace pocos
días la preocupación era que el voto estaba dividido, y que se ponía en riesgo
la recuperación de la democracia. Lo que no aparece es la claridad en cuanto a
la preferencia ciudadana, y los candidatos parecen tener un bloqueo total a la
posibilidad de no ser la cabeza. Para todos la unidad es posible, pero “en
torno a mi !!!”
Pienso que
la dispersión no es un fenómeno causado por los candidatos. Somos los votantes
quienes dispersamos los votos. No es malo tener opciones, ni es malo que exista
representación de todos los sectores de la ciudadanía. La democracia se
enriquece con la diversidad mucho más que con hegemonías.
La
Presidenta Añez ha demostrado en este interinato que puede llevar adelante una
gran gestión, y no creo que Bolivia que adolece de buenas candidaturas pueda
darse el lujo de prescindir de esta importante opción electoral.
Me resisto a
creer que Jeanine Añez haya empeñado su prestigio y ponga en tela de juicio su
valor moral simplemente por haber sucumbido a la tentación o a la presión de su
partido (ese es tema de otro análisis).
Si esta
candidatura logra ser un verdadero factor de unidad del electorado, no de los
otros candidatos, habrá valido la pena y esta riesgosa apuesta resultará como
ganancia enorme para el sistema democrático.
De hecho, Camacho
ve seriamente afectada su votación. El nicho electoral es el mismo, y su apoyo
en el oriente será irremediablemente minado.
Mesa también
verá reducida su votación, lo que preocupa a Evo, pues no tengo duda de que
Mesa es su favorito y quien puede asegurarle el retorno triunfal en 2025.
Debo
confesar que Tuto es para mí una gran incógnita. No imagino todavía que
posición asume con la presencia de Jeanine, pero nada me sorprendería.
Los
bolivianos tenemos la manía de encontrarle defectos a todos y a todo, muchas
veces sumidos en la ignorancia, y manipulados por intereses inescrupulosos.
Todos los candidatos son blanco de críticas, de estigmas y de falacias. Pocos
son los que han demostrado, con hechos objetivos, que son capaces y que tienen
lo necesario para conducir la nave del estado.
Jeanine no
tiene la obligación de renunciar, ni constitucionalmente ni “por ética” como
muchos afirman. Cuando se aprobó la carta magna se aceptó que el Presidente
puede ser candidato simultáneamente. Si bien es cierto que irremediablemente se
usa el aparato y recursos estatales, no creo que haya punto de comparación con
la desfachatez con la que Evo se aprovechó varias veces de la situación. Estaba
en campaña todo el tiempo y en todas partes.
Me atrevo a
vaticinar que este será un factor que haga la diferencia, cuando Jeanine
muestre que la integridad moral y su delicadeza valen más que la simple campaña
electoral.
Creo que
después de estas semanas como Presidenta interina, Jeanine Añez se ha ganado al
menos el beneficio de la duda, y es injusto que sea juzgada de manera
anticipada por lo que no hizo todavía. El voto de cada ciudadano es importante,
por eso es necesario dejar de lado mitos, leyendas, preconceptos y sopesar lo
que realmente importa.
Hector
Castro G. * 25 Enero 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario