viernes, 24 de enero de 2020

LA PAJA Y EL TRIGO


Durante la presidencia de Evo Morales la sensación de gran parte de la ciudadanía era que cualquiera puede ser presidente, y que la mayoría podía ser mejor presidente.

En las pocas semanas de Jeanine Añez, la ciudadanía entiende que no será nada fácil que alguien supere la vara que deja esta gestión transitoria.

Talvez esta sea una forma relativamente objetiva de medir la calidad del trabajo realizado, y también de la expectativa de la población.

Obviamente, para este y cualquier análisis más o menos serio es necesario separar la paja del trigo. El régimen anterior hizo una labor permanente y muy efectiva de implantar conceptos en el imaginario colectivo, verdaderos, reales, o completamente arbitrarios o falaces, pero logró posicionar fuertemente varios conceptos y “educar” la percepción de la gente.

Más allá de lo que la gente conoce, esta labor tiene mucho más que 14 años. Al menos una década anterior fue utilizada, especialmente en las áreas rurales, con la dirigencia y la formación de cuadros para el establecimiento del régimen.

Las primeras actuaciones públicas de estos sectores se dieron en Cochabamba durante la guerra del agua, y luego en 2003 en El Alto, en la guerra del gas.

Los conceptos y terminología que más utilizaron en este adoctrinamiento y manipulación colectiva quedaron fuertemente implantados en la ciudadanía, en todos los niveles y en todo el espectro social.

Se tiene como delito o al menos como algo mal visto el ser “neoliberal”, cuando se trata simplemente de una corriente ideológica de la economía, usada en el mundo entero en el siglo pasado, y que jamás se implantó totalmente en Bolivia. Es más, la legislación actual, que el gobierno masista mantuvo desde antes, es la que llaman neoliberal.

La “derecha” es catalogada como perversa y destructora. Imagino que los izquierdistas verdaderos deben ser los más indignados por el discurso masista, que nunca tuvo políticas de izquierda, y por el contrario, la práctica demuestra que durante los 13 años de gestión fueron por la derecha, sin cambiar nunca el discurso.

En esta etapa pre electoral es muy frecuente encontrar afirmaciones, de políticos, politiqueros y de cualquier ciudadano, calificando y especialmente descalificando a cualquier persona que tenga legítimas aspiraciones electorales.

Los apelativos de “vende patria”, “privatizador”, “colonizador”, o “pro imperialista” son tan trillados que cuando los escucho, simplemente me sirven para conocer el nivel de ignorancia de quien los menciona.

“Este gobierno es muy autoritario” es una queja frecuente, pero al mismo tiempo critican a Carlos Mesa por ser “muy suave” por el carácter más conciliador, que termina resultando tibio y poco efectivo en la mayoría de las circunstancias.

Acusan de “privatizar” y jamás analizan el patrimonialismo con el que los servidores públicos usaron y abusaron del patrimonio del estado, como si fuera de su propiedad.

Es “vende patria” quien haya privatizado por 20 millones de Bs una empresa deficitaria y corrupta del estado, pero no hay un solo reclamo por los costos del referéndum 21F, las elecciones primarias y las fallidas elecciones del 20 de octubre, donde se han dilapidado 600 millones de bolivianos, atribuibles en los tres casos a la irresponsabilidad y hasta la delincuencia masista.

“Ya tuvo su oportunidad” es otra forma de descalificar a los candidatos, normalmente argumentando absolutamente nada, y limitándose a usar de forma muy vehemente el discurso impuesto por el régimen pseudo socialista.

Ninguno de los actuales candidatos tuvo nunca la posibilidad de formar un equipo, diseñar su forma de gobierno, ni de establecer su base política y de concertación. Ninguno “tuvo su oportunidad”. Los ex vice presidentes y luego presidentes por sucesión, heredaron todo el aparato de quien les dio el paso.

Es frecuente la demanda por la renovación, y se defenestra a los “viejos políticos” simplemente por haber participado antes en la función pública. ¿ Estamos los bolivianos en una situación cultural que pueda darse el lujo de despreciar la experiencia en favor de la juventud? ¿ Es necesario matar al padre para que el hijo triunfe?

Aún más importante, ninguno de los candidatos, con experiencia o no, tuvieron antes el panorama que presenta la situación del país. La herencia que deja el gobierno del MAS es de verdad muy dura, para cualquiera. Así como todos los conceptos erróneos que muchos repiten porque les fueron  implantados, la realidad de la economía, los índices de desarrollo humano, y las maravillas que vendieron con los millones invertidos en propaganda, son falsas y eso no es solo anécdota. Es el país que está en situación muy difícil.

Mentiras, medias verdades, post verdad, “estrategias envolventes”, etc. están determinando la capacidad de los bolivianos de tomar decisiones por el futuro de nuestros hijos y nietos.

Bolivia merece que le dediquemos un poco más de nuestra parte como ciudadanos, como votantes, como quien detenta finalmente la soberanía.


Hector Castro G. * 24 Enero 2020

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