Durante la
presidencia de Evo Morales la sensación de gran parte de la ciudadanía era que
cualquiera puede ser presidente, y que la mayoría podía ser mejor presidente.
En las pocas
semanas de Jeanine Añez, la ciudadanía entiende que no será nada fácil que
alguien supere la vara que deja esta gestión transitoria.
Talvez esta
sea una forma relativamente objetiva de medir la calidad del trabajo realizado,
y también de la expectativa de la población.
Obviamente,
para este y cualquier análisis más o menos serio es necesario separar la paja
del trigo. El régimen anterior hizo una labor permanente y muy efectiva de
implantar conceptos en el imaginario colectivo, verdaderos, reales, o
completamente arbitrarios o falaces, pero logró posicionar fuertemente varios
conceptos y “educar” la percepción de la gente.
Más allá de
lo que la gente conoce, esta labor tiene mucho más que 14 años. Al menos una
década anterior fue utilizada, especialmente en las áreas rurales, con la
dirigencia y la formación de cuadros para el establecimiento del régimen.
Las primeras
actuaciones públicas de estos sectores se dieron en Cochabamba durante la
guerra del agua, y luego en 2003 en El Alto, en la guerra del gas.
Los
conceptos y terminología que más utilizaron en este adoctrinamiento y
manipulación colectiva quedaron fuertemente implantados en la ciudadanía, en
todos los niveles y en todo el espectro social.
Se tiene
como delito o al menos como algo mal visto el ser “neoliberal”, cuando se trata
simplemente de una corriente ideológica de la economía, usada en el mundo
entero en el siglo pasado, y que jamás se implantó totalmente en Bolivia. Es
más, la legislación actual, que el gobierno masista mantuvo desde antes, es la
que llaman neoliberal.
La “derecha”
es catalogada como perversa y destructora. Imagino que los izquierdistas
verdaderos deben ser los más indignados por el discurso masista, que nunca tuvo
políticas de izquierda, y por el contrario, la práctica demuestra que durante
los 13 años de gestión fueron por la derecha, sin cambiar nunca el discurso.
En esta
etapa pre electoral es muy frecuente encontrar afirmaciones, de políticos,
politiqueros y de cualquier ciudadano, calificando y especialmente
descalificando a cualquier persona que tenga legítimas aspiraciones
electorales.
Los
apelativos de “vende patria”, “privatizador”, “colonizador”, o “pro
imperialista” son tan trillados que cuando los escucho, simplemente me sirven
para conocer el nivel de ignorancia de quien los menciona.
“Este
gobierno es muy autoritario” es una queja frecuente, pero al mismo tiempo
critican a Carlos Mesa por ser “muy suave” por el carácter más conciliador, que
termina resultando tibio y poco efectivo en la mayoría de las circunstancias.
Acusan de
“privatizar” y jamás analizan el patrimonialismo con el que los servidores
públicos usaron y abusaron del patrimonio del estado, como si fuera de su
propiedad.
Es “vende
patria” quien haya privatizado por 20 millones de Bs una empresa deficitaria y
corrupta del estado, pero no hay un solo reclamo por los costos del referéndum
21F, las elecciones primarias y las fallidas elecciones del 20 de octubre, donde
se han dilapidado 600 millones de bolivianos, atribuibles en los tres casos a la
irresponsabilidad y hasta la delincuencia masista.
“Ya tuvo su
oportunidad” es otra forma de descalificar a los candidatos, normalmente
argumentando absolutamente nada, y limitándose a usar de forma muy vehemente el
discurso impuesto por el régimen pseudo socialista.
Ninguno de
los actuales candidatos tuvo nunca la posibilidad de formar un equipo, diseñar
su forma de gobierno, ni de establecer su base política y de concertación.
Ninguno “tuvo su oportunidad”. Los ex vice presidentes y luego presidentes por
sucesión, heredaron todo el aparato de quien les dio el paso.
Es frecuente
la demanda por la renovación, y se defenestra a los “viejos políticos”
simplemente por haber participado antes en la función pública. ¿ Estamos los
bolivianos en una situación cultural que pueda darse el lujo de despreciar la
experiencia en favor de la juventud? ¿ Es necesario matar al padre para que el
hijo triunfe?
Aún más
importante, ninguno de los candidatos, con experiencia o no, tuvieron antes el
panorama que presenta la situación del país. La herencia que deja el gobierno
del MAS es de verdad muy dura, para cualquiera. Así como todos los conceptos
erróneos que muchos repiten porque les fueron implantados, la realidad de la economía, los
índices de desarrollo humano, y las maravillas que vendieron con los millones
invertidos en propaganda, son falsas y eso no es solo anécdota. Es el país que
está en situación muy difícil.
Mentiras,
medias verdades, post verdad, “estrategias envolventes”, etc. están
determinando la capacidad de los bolivianos de tomar decisiones por el futuro
de nuestros hijos y nietos.
Bolivia
merece que le dediquemos un poco más de nuestra parte como ciudadanos, como
votantes, como quien detenta finalmente la soberanía.
Hector
Castro G. * 24 Enero 2020
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