miércoles, 29 de enero de 2020

#JUNTUCHA-CHALLENGE


Desde el inicio del actual proceso electoral veo muchos pedidos, demandas, exigencias y hasta amenazas para que los candidatos conformen un frente único. No hice ningún comentario hasta hoy, con el convencimiento de que la idea caería por su propio peso. No ocurrió. Las demandas de frente único son tan frecuentes como antes, y suben de tono.

Veamos como tendría que ser este proceso de conformación del Frente único:

- Tendrían que reunirse dos o más candidatos o dirigentes políticos. Necesariamente ponerse de acuerdo y elegir a uno que sea el candidato a la presidencia.

- El / los otros se verán obligados a renunciar a esta aspiración, y ceder todo el ímpetu y la inversión que hicieron para ser líderes de sus partidos o frentes.

- Deberán bajar a sus bases y explicarles con muchísimo cariño que han tomado la decisión de no ir a la presidencia y que varios de ellos tendrán que ceder su plaza reservada para diputación, senaturía, etc. (el monto que pagaron para esa plaza será utilizado por el “frente único”)

- Por último tendrán que enfrentar a su electorado en acto público, y anunciar que tuvieron la grandeza y el desprendimiento, por la patria y la democracia. A continuación deberán recibir orgullosos y valientes todo el “cariño” de su gente. Deberán tener fe y esperanza de que el apodo que les toque no sea demasiado perverso.

Convengamos que este proceso es imposible (Ni siquiera mencioné programas de gobierno u ofertas electorales) No he visto a ningún candidato que al menos haya convocado a otro a conversar, abiertamente y de cara a la población, para ver la posibilidad de hacer coalición.

No tiene sentido analizar utopías. Mejor veamos realidades.
Nadie podrá ganar en primera vuelta, y no son más que 2 o 3 los candidatos con alguna posibilidad de llegar a 2da vuelta.

El MAS no pretende la presidencia. Sabe que no le alcanza, por lo que está buscando tener una buena bancada, que será muy útil a sus intereses a lo largo de la próxima legislatura. Presumo que el presidente que le conviene es Carlos Mesa, que podría darle la posibilidad de detener procesos, negociar amnistías, y provocar una gestión desastrosa para volver con paso de parada.

Comunidad Ciudadana perdió en La Paz y Cochabamba, y ganó en Santa Cruz en octubre 2019. Está claro que el voto útil le dio muchos votos. Al presente Santa Cruz tiene otras opciones muy fuertes y no parece que se repita, por mucho, la elección de octubre. No puede pensarse en una victoria sin ganar al menos en uno de los departamentos del eje.

El frente de Camacho y Pumari creció tán rápido como se desinfló. Mientras la tecnología es usada en provecho de muchos, las grabaciones deterioraron enormemente la imagen de los cívicos. A medio camino, y con mucho por delante en la campaña, son más las revelaciones y develaciones que las ofertas electorales. Los vínculos de Camacho, por alguna razón en reserva, se hacen y se harán públicos. Hay sumas que restan.

Tuto Quiroga llegó a ocupar un espacio en el espectro que ningún otro candidato lograba cubrir. Aparentemente, no tuvo la agilidad necesaria y aún no tiene candidato a vicepresidente, ni base política que le dé consistencia a su candidatura.

Se me ocurre que en medio de negociaciones y búsqueda de acuerdos, Jeanine Añez tomó la delantera y lanzó su candidatura, que causó un tsunami de declaraciones e “indignaciones”. Perfectamente comprensibles, pues todos ven seriamente amenazadas sus posibilidades electorales.

Es un proceso de unos días para que se disipe el humo. Los argumentos de inconstitucional, ilegítimo, falto de ética, y de uso de bienes del estado se caen poco a poco. Es un proceso que nos sirve para saber quién es quién. Políticos, analistas y periodistas se desnudan y quedan en evidencia.

La mentada crisis de gabinete, las renuncias de ministros indignados y las estridentes declaraciones de la ingenua ex ministra de comunicación, quedaron completamente desvirtuadas, en acto oficial y con la autoridad y solemnidad que un gobierno serio muestra a cada momento. No parece que necesite hacer campaña. La gestión es su mejor campaña, pese a que no tiene tiempo de hacer “obras”, los hechos y sus actuaciones tendrán que alcanzar. Más que afiches y gigantografías, el aire que se respira dice mucho.
Jeanine convocó a la unidad y jamás obtuvo respuesta. Hoy reitera la apertura a los distintos frentes, pero talvez ya es tarde para muchos.

El proceso de unidad es complejo, y cada vez menos probable si no hay disposición de ceder. Continuando con simples especulaciones mías, encuentro que Doria Medina podría plegarse a la candidatura de Añez, lo que sería el tiro de gracia para muchos.

En todo caso, la diversidad de opciones enriquece la democracia. No son los candidatos los que dispersan el voto. Somos los electores.

No es menos cierto que la elección de diputados uninominales si es muy sensible a la dispersión. Debemos exigir a los candidatos de cada circunscripción a hacer acuerdos y alianzas. En último caso, ponernos de acuerdo los electores y no dispersar el voto. Nuestras organizaciones zonales, OTBs, y las redes sociales pueden ser muy útiles para organizarnos como ciudadanos.

Hector Castro G.  *  29 Enero 2020

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