Desde el
inicio del actual proceso electoral veo muchos pedidos, demandas, exigencias y
hasta amenazas para que los candidatos conformen un frente único. No hice
ningún comentario hasta hoy, con el convencimiento de que la idea caería por su
propio peso. No ocurrió. Las demandas de frente único son tan frecuentes como
antes, y suben de tono.
Veamos como
tendría que ser este proceso de conformación del Frente único:
- Tendrían
que reunirse dos o más candidatos o dirigentes políticos. Necesariamente
ponerse de acuerdo y elegir a uno que sea el candidato a la presidencia.
- El / los
otros se verán obligados a renunciar a esta aspiración, y ceder todo el ímpetu
y la inversión que hicieron para ser líderes de sus partidos o frentes.
- Deberán
bajar a sus bases y explicarles con muchísimo cariño que han tomado la decisión
de no ir a la presidencia y que varios de ellos tendrán que ceder su plaza
reservada para diputación, senaturía, etc. (el monto que pagaron para esa plaza
será utilizado por el “frente único”)
- Por último
tendrán que enfrentar a su electorado en acto público, y anunciar que tuvieron
la grandeza y el desprendimiento, por la patria y la democracia. A continuación
deberán recibir orgullosos y valientes todo el “cariño” de su gente. Deberán
tener fe y esperanza de que el apodo que les toque no sea demasiado perverso.
Convengamos
que este proceso es imposible (Ni siquiera mencioné programas de gobierno u
ofertas electorales) No he visto a ningún candidato que al menos haya convocado
a otro a conversar, abiertamente y de cara a la población, para ver la
posibilidad de hacer coalición.
No tiene
sentido analizar utopías. Mejor veamos realidades.
Nadie podrá
ganar en primera vuelta, y no son más que 2 o 3 los candidatos con alguna
posibilidad de llegar a 2da vuelta.
El MAS no
pretende la presidencia. Sabe que no le alcanza, por lo que está buscando tener
una buena bancada, que será muy útil a sus intereses a lo largo de la próxima
legislatura. Presumo que el presidente que le conviene es Carlos Mesa, que
podría darle la posibilidad de detener procesos, negociar amnistías, y provocar
una gestión desastrosa para volver con paso de parada.
Comunidad
Ciudadana perdió en La Paz y Cochabamba, y ganó en Santa Cruz en octubre 2019.
Está claro que el voto útil le dio muchos votos. Al presente Santa Cruz tiene
otras opciones muy fuertes y no parece que se repita, por mucho, la elección de
octubre. No puede pensarse en una victoria sin ganar al menos en uno de los
departamentos del eje.
El frente de
Camacho y Pumari creció tán rápido como se desinfló. Mientras la tecnología es
usada en provecho de muchos, las grabaciones deterioraron enormemente la imagen
de los cívicos. A medio camino, y con mucho por delante en la campaña, son más
las revelaciones y develaciones que las ofertas electorales. Los vínculos de
Camacho, por alguna razón en reserva, se hacen y se harán públicos. Hay sumas
que restan.
Tuto Quiroga
llegó a ocupar un espacio en el espectro que ningún otro candidato lograba
cubrir. Aparentemente, no tuvo la agilidad necesaria y aún no tiene candidato a
vicepresidente, ni base política que le dé consistencia a su candidatura.
Se me ocurre
que en medio de negociaciones y búsqueda de acuerdos, Jeanine Añez tomó la
delantera y lanzó su candidatura, que causó un tsunami de declaraciones e
“indignaciones”. Perfectamente comprensibles, pues todos ven seriamente
amenazadas sus posibilidades electorales.
Es un
proceso de unos días para que se disipe el humo. Los argumentos de
inconstitucional, ilegítimo, falto de ética, y de uso de bienes del estado se
caen poco a poco. Es un proceso que nos sirve para saber quién es quién.
Políticos, analistas y periodistas se desnudan y quedan en evidencia.
La mentada
crisis de gabinete, las renuncias de ministros indignados y las estridentes
declaraciones de la ingenua ex ministra de comunicación, quedaron completamente
desvirtuadas, en acto oficial y con la autoridad y solemnidad que un gobierno
serio muestra a cada momento. No parece que necesite hacer campaña. La gestión
es su mejor campaña, pese a que no tiene tiempo de hacer “obras”, los hechos y
sus actuaciones tendrán que alcanzar. Más que afiches y gigantografías, el aire
que se respira dice mucho.
Jeanine
convocó a la unidad y jamás obtuvo respuesta. Hoy reitera la apertura a los
distintos frentes, pero talvez ya es tarde para muchos.
El proceso
de unidad es complejo, y cada vez menos probable si no hay disposición de
ceder. Continuando con simples especulaciones mías, encuentro que Doria Medina
podría plegarse a la candidatura de Añez, lo que sería el tiro de gracia para
muchos.
En todo
caso, la diversidad de opciones enriquece la democracia. No son los candidatos
los que dispersan el voto. Somos los electores.
No es menos
cierto que la elección de diputados uninominales si es muy sensible a la
dispersión. Debemos exigir a los candidatos de cada circunscripción a hacer
acuerdos y alianzas. En último caso, ponernos de acuerdo los electores y no
dispersar el voto. Nuestras organizaciones zonales, OTBs, y las redes sociales
pueden ser muy útiles para organizarnos como ciudadanos.
Hector
Castro G. * 29 Enero 2020
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