Bolivia se
encuentra en un lugar de la historia en el que necesita imperativamente una
salida, y solo una: elecciones limpias,
transparentes y confiables.
Hemos
llegado a este punto con un costo elevado e innecesario de víctimas, con
esfuerzo y sacrificio de la población, y las consecuencias económicas
permanecerán por un tiempo.
Ha sido una
porción muy importante de la población boliviana que consiguió expectorar un
régimen que se hacía cada vez más perverso.
No es menos
cierto que el gobierno de Evo Morales llegó al poder por acción de nosotros
mismos, en elecciones generales en 2005.
Tampoco
puede negarse que ese gobierno legítimo y constitucional fue degenerando hacia
el autoritarismo, creando hegemonía, y desvirtuando el estado de derecho, por
que fuimos nosotros, los bolivianos, quienes lo permitimos.
Aprobaron
una nueva constitución entre gallos y media noche. La asumimos como válida y
hasta luchamos por hacerla respetar. No lo hicieron. El mismo gobierno
encontraba maneras de burlar su propio texto, a tiempo de insultar la
inteligencia de la población.
Fueron a la
re elección en 2014, con el eufemismo de que “ahora es otro país”.
Desconocieron los artículos transitorios de la CPE, y la explicación oficial
fue que “le hicimos una trampita” a la oposición.
Convocaron a
un referéndum, ilegal de origen, y para colmo no respetaron el resultado, pese
a su carácter vinculante.
En el
camino, desconocieron toda la institucionalidad del país, y echaron por la
borda toda la construcción de democracia, retrocediendo 37 años para volver a
comenzar.
El gobierno
transitorio de Jeanine Añez tiene la misión de realizar elecciones a la
brevedad posible. Con todas las dificultades y limitaciones, parece que va por
el camino correcto.
Los
bolivianos, los que emitiremos nuestro voto en esas elecciones tenemos una
responsabilidad que no podemos eludir. Entre las muchas lecciones que nos deja
la historia reciente, la primera y la de más urgente aprendizaje es que cada
ciudadano, cada voto, necesita información, necesita reflexión, y necesita
cuidado.
Tenemos 5 o
6 meses por delante, y el debate de ….necesitamos sangre nueva …… ese ya tuvo
su oportunidad ……volver a l pasado, noooo…… Es camba……es colla…..es católico……
es fanático….. tiene biblia!!! No es
suficiente. Bolivia merece mucho más.
No podemos volver a cometer errores que nos lleven a situaciones tan complejas
y dolorosas como la más reciente.
Es necesario
mencionar que hemos recibido un bombardeo enorme de mentiras y medias verdades
durante los últimos 14 años. Habrá que ser cuidadosos, las “verdades” podrían
no serlo.
Informarse,
separar los hechos de los cuentos, conocer las propuestas, emitir un voto claro
y consciente. Es lo menos que nos toca hacer.
No podemos
exigir un proceso electoral serio y confiable, si no estamos dispuestos a votar
de igual manera.
Hector
Castro G. * 29 Noviembre 2019
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