viernes, 22 de noviembre de 2019

LO IMPORTANTE ES CÓMO, NO CUANDO


El fenómeno socio político más importante de la última década ha sido el surgimiento de las plataformas ciudadanas. A partir del referéndum del 21 F la ciudadanía necesitaba alguna forma de organizarse para representar y defender intereses colectivos. Los partidos políticos ya estaban fuera de toda vigencia.
El gobierno del MAS, que había trabajado por más de una década ahogando y minimizando la presencia de los partidos, se encontró con una verdadera amenaza.
La ley de organizaciones políticas, que impone la realización de elecciones primarias, fue el instrumento perfecto para deshacerse de las plataformas. Lamentablemente, los resabios de los partidos entraron afanosos en el juego del gobierno, y fueron los raquíticos protagonistas de las elecciones.
La maniobra del MAS fue efectiva retirando del tablero a las plataformas, pero jamás pudo deshacerse de las personas. Ante la criminal quema de la Chiquitania, la misma población encontró en los cabildos el vehículo que la represente y haga escuchar sus demandas.
Una pitita, y una carta de renuncia fueron armas mucho más contundentes que el enorme aparato propagandístico, el aparato represor, la persecución judicial y mediática, y la amenaza de movilización de sectores afines al MAS.
Una parte importante de la ciudadanía, ninguneada en las primarias, reapareció en las calles, y terminó por deshacerse del gobierno entero.
Hoy tenemos en frente una situación que requiere indispensablemente que no se cometan los mismos errores. Un sector importante de la población ha perdido con la salida de Evo Morales.
Tenemos el desafío de llevar adelante elecciones limpias, transparentes y confiables, en plazo razonable y con el visto bueno de todos.
Creo que muchos estamos de acuerdo con que el diálogo y la salida concertada es el mejor camino a seguir. Deberíamos lograr acuerdos para conformar el Tribunal Supremo Electoral y los tribunales departamentales. También necesitamos consensuar el tratamiento del padrón electoral, la modificación o derogación de algunos acápites de la ley electoral y la ley de organizaciones políticas, así como el calendario electoral.
Si el objetivo es llegar a un proceso electoral serio, sano, y creíble, la concertación no puede excluir a nadie. La lógica democrática, y el sentido común aconsejan ser muy amplios, encontrar acuerdos y evitar imposiciones. El MAS y Evo Morales son parte de la realidad nacional, deberán asumir el rol que les corresponde, y el país en su conjunto deberá reconocer su existencia y su importancia en el contexto general.
Si las conversaciones logran buenos términos, cada sector se siente incluido y representado, podremos lograr los objetivos planteados de manera que la democracia sea el entorno ideal. De otra forma, solo nos quedará esperar las reacciones de uno u otro sector, y entrar en un doloroso proceso subversivo o insurreccionista que puede durar muchos años.
La situación puntual que enfrentamos no es compatible con la legislación vigente. Habrá que realizar ajustes, pero se debe ser absolutamente preciso en cada paso. Las leyes pueden ser modificadas o al menos esquivadas con otras leyes, y de esto se hace cargo la Asamblea Legislativa Plurinacional. Lo que no se puede hacer es esquivar ni modificar la constitución, y aunque se llegue a acuerdos unánimes, tomar acciones por fuera de lo constitucional viciará todo el proceso, dejándolo con la eterna posibilidad de impugnación por cualquier persona u organización que lo encuentre conveniente.
Estoy convencido de que debemos conseguir un proceso electoral impecable, que reúna todos los aspectos que necesite para ser sólido y confiable. Si los plazos requeridos exceden el 22 de enero, habrá que pactar algún mecanismo para viabilizar una extensión. El objetivo lo amerita.
El gobierno transitorio debe administrar el estado, promover la realización de las elecciones, y velar por el manejo estrictamente institucional del proceso.
Es de esperar que la Presidenta Añez, después de este inicio agitado de su gestión, sepa retirarse del alcance de los reflectores, dejar las próximas acciones en manos de los Órganos pertinentes, y abstraerse de participar en el juego eleccionario y proselitista.



Hector Castro G. * 22 Noviembre 2019

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