martes, 27 de octubre de 2020

LOS INTRASCENDENTES

Vivimos un momento de extrema incertidumbre. No hay forma de negarlo. Creo que después del resultado electoral la ciudadanía comienza a asumir finalmente una realidad que evitaba ver a toda costa.

Hubo fraude? No tengo una respuesta que pueda conformar a nadie. Pienso que existieron muchas irregularidades, como es costumbre. Desde algunas inconsistencias caligráficas, hasta el voto campesino regulado por sus dirigentes. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, creo que el resultado es tan contundente que no da lugar a especular que haya sido manipulado en favor de alguna candidatura.

Lo que si me alarma es la forma en la que sucedieron los acontecimientos, y la actuación particular de cada uno de los personajes involucrados. Debo ser completamente explícito al indicar que se trata solamente de percepción personal y especulación. No tengo las bases objetivas para afirmar o negar nada. Me da la impresión de un gran acuerdo de al menos cinco factores de poder, los líderes de los tres partidos en pugna, el TSE, y el gobierno. Obviamente tendría que existir también la participación, desde la observación, de las misiones internacionales.

Cuál era el panorama inmediatamente previo al 18 de Octubre? El MAS advirtió que la única forma de ser derrotado era el fraude. De acuerdo a todas las encuestas, las mayores probabilidades eran de ir a segunda vuelta, y en ningún caso esto significaba un triunfo masista.

Por el otro lado, después de un proceso tan cuestionado por la presencia de la sigla observada legalmente, el padrón que no fue adecuadamente corregido, y el sistema electoral que mantuvo a la mayoría de funcionarios de la elección anulada en 2019, se veía bastante difícil un escenario en el que el MAS gane la elección y que este resultado sea aceptado.

No es posible suponer que tanto el gobierno como los partidos y las misiones internacionales desconozcan esta realidad. Entonces, más allá de intentar llevar las cosas en la mayor normalidad, será razonable que todos apuesten a que no pase nada? No lo creo.

La situación del bloque democrático se fue complicando paulatinamente, y creo que sería bueno revisar uno por uno los acontecimientos. Desde la coordinación para la salida del anterior gobierno, las circunstancias y sus protagonistas; pasando por la conformación del gobierno transitorio; la obstinada posición de cada frente para no formar coaliciones, y finalmente la estrategia camachista de apostar por la fractura oriente – occidente. No creo que los dos frentes que llegaron a la recta final (podían ser otros) ignoren por completo lo que sus irreductibles posiciones estaban causando.

En síntesis, el resultado que conocemos podría ser uno que haya sido artificialmente creado. La suspensión de la Direpre, la displicente tarea de las organizaciones políticas y las limitaciones de todas las iniciativas ciudadanas impiden cualquier tipo de afirmación o demostración empírica.

Es razonable pensar que es el escenario que causa menos conflicto social, no causa pérdida de vidas, y de paso, permite que varios personajes encuentren un espacio para negociar cierta inmunidad. Con justicia o no, la persecución `política es una práctica que no puede esconderse, y cualquier proceso atípico como el que vivimos en el último año, genera perseguidos y perseguidores.

Todo esto es una enorme especulación de mi parte, pero me explica bastante de lo ocurrido. A partir de ahí, habrá que ver que depara el futuro.

La inmensa mayoría de la población ha aceptado democráticamente los resultados electorales. Con impotencia, frustración y asombro en muchos casos, y con alegría, alivio y esperanza en muchos otros. Se ha podido evidenciar un deseo colectivo de que el MAS reconduzca su política, y que el nuevo presidente sea el agente de cambio hacia un régimen más democrático y respetuoso de las leyes y la constitución.  Incluso ha surgido una suerte de sentimiento de esperanza de que este nuevo ímpetu mantenga al ex dictador al margen del poder público.

Debo ser honesto y decir con absoluta claridad que no lo creo. El proyecto progresista internacional es inmensamente mayor a cualquier buena intención. No existe personaje en la estructura masista que tenga la posibilidad de pensar en un camino alternativo. Las últimas acciones de la actual asamblea legislativa son una pequeña muestra de las “buenas intenciones”.

Mientras tanto, algunos perdidos sectores de resistencia, tras dirigencias clandestinas, protestan acudiendo a planteamientos absurdos de cogobierno civil militar, provocando simultáneos efectos de pérdida de valor tanto a esos, como a otros movimientos ciudadanos, así como a las mismísimas FF.AA.

Para todos los efectos, estas movilizaciones son tan estériles como las esperanzas cifradas en los personajes a quienes se les atribuye poder, cuando en realidad, temo que son absolutamente intrascendentes: Arce, Choquehuanca y Mesa.

 

Hector Castro G. * 28 Octubre 2020

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