La proximidad del dia D electoral, la psicosis creada por las encuestas, muy cuestionadas, y el irresponsable mensaje de muchos formadores de opinión pública, han conseguido que el lenguaje y el tono en las redes sociales se haya convertido en una maraña de insultos, descalificaciones, acusaciones y en general, de todo el odio y frustración acumulada por la gente.
En general, creo que podríamos reducir mucho los niveles de
rabia y frustración, identificando claramente a las dos actitudes que más daño
nos hacen como sociedad: la IGNORANCIA y la CANALLADA.
Para constituir un gobierno, se requiere reunir algunos
ingredientes imprescindibles. Se necesita legitimidad, que nace del
cumplimiento de las leyes, del apoyo mayoritario de la ciudadanía, y casi
siempre del mandato otorgado por el
soberano, el conjunto ciudadano.
También es imprescindible tener una base política, fundada en
una fuerte bancada parlamentaria o en un importante volumen de organizaciones
civiles comprometidas con el proyecto.
Muchas veces se pasa por alto, pero otro componente
imprescindible es el respaldo internacional, de organismos multilaterales,
acuerdos y pactos regionales, así como de países vecinos y amigos en general.
Bolivia no es una isla, y vive una circunstancia particularmente trascendente.
Aunque los componentes son muchos, creo que estos tienen una
importancia suprema, por que terminarán definiendo las posibilidades de
supervivencia y sostenibilidad de cualquier gobierno.
En condiciones normales, la democracia tiene los mecanismos
necesarios para transitar en el tiempo, garantizando todos los derechos y
demandando todas las obligaciones del estado y de los ciudadanos. Estos
mecanismos son lo que se denomina “institucionalidad”, que se encarga de
asegurar que las leyes, las buenas costumbres, la equidad y la convivencia
pacífica funcionen, más allá de quien es el gobernante y a que ideología
responde. “Los gobiernos deben ser de leyes, más que de hombres”
Bolivia terminó un ciclo de casi 14 años en el que sufrió la
paulatina destrucción de su institucionalidad. Se transgredió la independencia
de poderes, ensamblaron todo el Poder Judicial en la línea del caudillo, acapararon
el Poder Legislativo por medio de los sumisos 2/3, sometieron a la oposición
política a una inclemente persecución, condicionaron seriamente la libertad de
prensa y expresión, y lotearon los espacios de la administración pública. Por
si fuera poco, importantes instituciones de vigilancia de los derechos civiles
también fueron convertidas en reparticiones del poder central, y centralizaron
el manejo de recursos y el poder de decisión política y administrativa en el
palacio de gobierno. Todos los pasos que dio Bolivia en la construcción
democrática desde 1982 fueron retrocedidos.
Tras la revolución de las pititas, se constituyó un gobierno
transitorio, que obviamente no tuvo ninguna posibilidad de reunir lo necesario
para llevar adelante una gestión al menos normal. Sin embargo, de manera increíble,
el país entero esperó que el gobierno de Jeanine Añez lleve adelante una tarea
imposible por definición.
Este fenómeno se mantiene muy vigente, casi un año después,
básicamente por la IGNORANCIA de la mayoría, manipulada por el discurso CANALLA
de los políticos, de izquierdas y derechas, de oficialismo y de oposición, de
muchos comunicadores y generadores de opinión, y particularmente de quienes
fueron afectados por la sola existencia de este gobierno transitorio.
Hablemos claro. L.F. Camacho fue protagonista en el
establecimiento del gobierno, tuvo gran participación en el primer gabinete, y
acomodó a sus allegados en diversas reparticiones estatales. Fue tan parte del
gobierno que durante varios meses frecuentó el palacio de gobierno, una o dos
veces por semana, de “incógnito” por las puertas de atrás.
Nunca asumió ninguna responsabilidad en las decisiones y
menos, por supuesto, en varios hechos de corrupción denunciados, de los que los
presuntos implicados eran sin duda parte de sus cuotas de poder (será esa la
nueva forma de hacer política?).
También debe recordarse que durante el peor momento de la
crisis de noviembre, tras la renuncia del chivo andino, se negoció mucho con la
segunda línea del masismo, con organismos internacionales, etc. Se hicieron
concesiones y acuerdos, en los que hubo mucha presión para evitar procesos y
persecución legal a los funcionarios salientes. Camacho fue parte muy importante
de estas negociaciones, y también se sabe de la participación de representantes
de CC.
Tras el anuncio de la candidatura de Jeanine Añez, y la
automática disminución en las expectativas electorales de Camacho, y porque no
decirlo, también de Mesa, el ataque fue permanente e inclemente.
Mucho de todo esto es desconocido para el ciudadano común,
por lo que no me equivoco al atribuir, en gran medida, a la IGNORANCIA como origen
de la rabia y frustración.
Atacar sin medida, acusar sin fundamento, criticar
destructivamente, y amplificar estas perversas prácticas, no es simple
ignorancia. Es CANALLADA de políticos y comunicadores que hacen política.
Tirar la piedra, y esconder la mano, es CANALLA.
El masismo está en pie y muy fortalecido, lo que provoca la
preocupación y enojo de la Bolivia democrática. SI, así es.
“Jeanine no hizo la tarea”, es el fácil argumento. El
gobierno no tuvo nunca la base política que se esperaba sea conformada por las
fuerzas democráticas. Lejos de cumplir con este deber moral y patriótico, se
dedicaron a sus propias campañas, y lo que es peor, a falta de propuestas, se
dedicaron solamente al torpedeo al gobierno como arma electorera, sin que les
importe cuánto daño le hacían al país, todos los días. CANALLAS, una vez más.
Hoy se vive otra polarización artificial que ya está tomando
dimensiones más estúpidas que lo previsible. “Santa Cruz tendrá la culpa” se
escucha por un lado, “Occidente ya tuvo 200 años” se escucha por el otro. Más
allá de que todos tienen argumentos, tienen visiones y percepciones válidas,
pero distintas, no es nada aconsejable que esta dinámica continúe,
indistintamente de donde provenga. Oriente u occidente, ignorancia o canallada,
da igual. Nos daña y nos quita la fuerza de la unidad que necesitaremos más
temprano que tarde.
Las probables salidas electorales no muestran ningún panorama
bonito, por lo que será necesario que todos los ignorantes hagamos nuestro
mejor esfuerzo para afrontar lo que viene, para protegernos, a nosotros y los
nuestros, de los CANALLAS que ellos si saben lo que hacen, y lo harán mientras se
lo sigamos permitiendo.
Hector Castro G. * 16 Octubre 2020
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