Me senté a charlar con doña Natividad, una cholita de 60 o más años, que estaba tratando de vender sus choclos, a las 8:30 de la noche, el 24 de diciembre. Noche buena, y su precio era de un pesito, solo un pesito. No era ninguna oligarca capitalista, malditos zurdos impostores, era una persona de verdad. No era ninguno de sus jornaleros que van a hacerse matar por 100 pesitos en Senkata, Huayllani o en Puno.
Me confesó
que ya no podía meter la uña, que le dolía, pero era necesario quitar la chala
de cada mazorca que tenía que vender. La labor de varios días le pasaba
factura. Mientras tanto, un bobo, con cara de bobo, con una privilegiada
posición, afirmaba que somos el país con la 2da mejor economía del mundo.
Maldito Tilín.
Las uñas de doña Nati afirmaban una realidad
completamente distinta, alejada de la impostura publicitaria del gobierno, muy
real, e imposible de ocultar. Cuando duelen las uñas poco importan los
conceptos del marketing de los putos izquierdistas.
A veces es
muy simple encontrar la realidad. Confieso que no soy muy bueno en esto, pero
la realidad me golpea en la cara cada día. Doña Natividad pasó su cumpleaños
solita. Sus hijos se fueron a Santa Cruz hace unos años. Les ofrecieron
terrenos y posibilidades de lucrar. Se inscribieron como “interculturales”,
pagaron 500 dólares a los afortunados funcionarios del INRA, y les asignaron
lotes que tenían algún detalle administrativo en su proceso de saneamiento.
Su plata
hizo un poquito más rico a uno o dos ministros, seguramente le llegó comisión
al Inutilín, y tendrá que ser objeto de disimulo o de camuflaje durante un par
de años. Así es la corrupción. Una verdadera fatiga y trabajo de ocultar
durante un tiempo. Maldita sea!!!
Doña Nati sigue vendiendo sus choclitos, a un pesito cada uno, con dolor de uñas y todo, si vende 20 podrá comprar un poco de pan, cuarto quilito de carne o pollo, y dos cebollitas para darle sabor a la sopita. Esa que es típica en Suiza, donde el imbécil de Arce Catacora dice que vivi
mos.
La historia
de vida de doña Natividad, que cumple años en navidad, y de la maldita
impostura del imbécil de Arce Catacora, de sus increíblemente ineptos ministros,
de su sumisión al régimen cubano, que solamente desnuda su tremenda ignorancia,
y su proverbial mediocridad, deberían ser razones más que suficientes para que
los bolivianos tomemos medidas para salir de esta maldita realidad.
Pero no ha
sido así. Los bolivianos protestan, se quejan y despotrican contra el régimen
del pedófilo, y luego votan por ellos, no una, sino varias veces.
Obviamente
no tienen la decencia e integridad de reconocer que votan por ellos, en
secreto, pero está claro que lo hicieron. Son cobardes, son indecentes, son
indignos, y tienen la cara de estar en los círculos de oposición. Cada uno de
ustedes, putos, saben lo que son, y aunque se enojen conmigo, saben que lo que
digo es cierto, y que lo de putos les duele, pero es cierto. Bolivia está como
está por lo que ustedes hacen, malditos cobardes. No podrán esconder su secreto
por siempre. La verdad sale a la luz, y serán sus hijos quienes los juzguen,
cojuditos.
Lo digo aquí,
con mi nombre y apellido, sin miedo y de frente. Algo que ninguno de ustedes lo
hace. No pueden afrontar ni siquiera la defensa de su propia familia. Sus
padres o sus hijos tienen moral suficiente para cuestionar su tibieza, su
dizque prudencia, que no es nada más que su cobardía. Son bien bolivianos para festejar
triunfos, pero se ocultan para defender su identidad cuando es amenazada por el
populismo socialista, sabiendo lo que significa, lo que amenaza y lo que va a
robarle a la patria.
Despierten
carajo !!! están vendiendo el futuro de sus hijos y de sus nietos. Tendrán que
aguantarse la vergüenza e indignidad durante sus últimos años y días, solamente
porque no tuvieron la voluntad de informarse, y fueron víctimas de la impostura
de la maquinaria socialista.
Se han hecho
robar el mar, el Silala, el gas, el oro, el litio, y especialmente la dignidad.
Se han hecho robar Bolivia !!!
Dejaron la
lucha mucho más complicada a sus hijos y nietos. Pero el espíritu boliviano es
mucho más grande que su cobardía, la impostura socialista, o la ignorancia de
los radicales cambas (que son poquitos, afortunadamente), y la lógica dice que Bolivia,
la república logrará imponerse al maldito y falso estado plurinacional o la
impostura federalista de alguna oligarquía mediocre.
Tengo la
seguridad y la certeza de que Bolivia triunfará. Que será un estado UNITARIO,
AUTONÓMICO, verdaderamente consciente de su riqueza como república, del valor
de su diversidad, de su dinámica hacia las ciudades intermedias, hacia el
parlamentarismo, fuera del maldito caudillismo, y con verdadera consciencia de
modernidad.
Hay luz al
final del túnel, si logramos abrir los ojos.
Hector Castro
G. *25 diciembre 2022
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