Sí, son muchas las personas que son parte de mí, de mis afectos, de mis pensamientos. No tantos los que están, o deberían, estar más cerca. Son pocos los que marcan verdadera diferencia en mi vida, los que forman parte de mi día a día, y los que han sido parte de todo el camino que me trae hasta este lugar, o talvez debo decir a este momento.
Amé a unos
pocos, y sin duda los sigo amando. Soy solamente yo, un simple ser humano,
riquísimo como todos los humanos, y pobre como todas las personas.
La navidad
tiene la particularidad de exponer sin piedad todo lo que el resto del año diluye
en el día a día. Así que no sirve de nada intentar pintar con los consabidos
pinceles de apariencia e hipocresía, tratando de mostrarnos como seres llenos
de luz y de amor. Somos solamente lo que somos, y podemos exteriorizar lo que
tenemos, nada más. Es imposible sacar jugo de naranja de una piña.
Todo el
mundo escribe, o copia y pega, mensajes de paz y de lindos deseos para todos.
Pocos son los que miran para adentro y son capaces de ver la realidad. Los
humanos estamos llenos de buenos deseos, de buenas intenciones, pero es muy
difícil encontrar a los que consiguen ver la realidad, los que tienen el valor
y el coraje de publicar sus verdaderos sentimientos. No son populares y tendrán
pocos likes. Peor aún, serán vistos como personas sin empatía y rebeldes a las
tendencias. Pecadores mortales en el meta verso de las redes. Serán víctimas de
los renegados digitales, de los antihéroes del cibermundo. Condenados al
ostracismo digital.
No me
importa. Sigo siendo un creyente de que la personalidad humana es riquísima,
que las personas tenemos la posibilidad de ser agentes de cambio, con virtudes
y defectos, con inteligencia o solamente con valores implantados por las nobles
generaciones del pasado, cada uno de nosotros tiene la capacidad de cambiar el
mundo.
Va el cliché
de “Feliz navidad”, y es mi genuino y verdadero deseo para cada uno de los
ociosos que me leen. Los aprecio de verdad, y sé que ustedes aprecian mis
entregas. Para bien o para mal, provoco que ustedes piensen y reflexionen. En
sus conclusiones, en su mente y en su personalidad está la riqueza de la
humanidad. Misión cumplida.
Hector
Castro G. * 25 diciembre 2022
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