Una vez más,
sin haberlo pensado, planificado, y menos solicitado, tenemos un desafío enorme
en puertas.
Este domingo
seremos los ciudadanos quienes decidamos el futuro del país. No es poca cosa,
pues va mucho más allá de solamente elegir al próximo presidente. La votación
del próximo 20 de octubre, definirá, en la primera vuelta, la composición del
poder legislativo, sus pesos y contrapesos. En consecuencia, también está en
nuestras manos la capacidad de gobernabilidad del país, indistintamente de
quién sea el presidente.
Como se ve
el panorama? Tan complicado que todo se ha simplificado. Las encuestas fueron
manipuladas a extremos, de acuerdo al interés de quién las publique.
Diferencias tan grandes entre unas u otras, que todas terminan siendo merecedoras de mínima
confianza.
El cabildo
de Santa Cruz dio inicio a una serie de movilizaciones en varias ciudades.
Pienso que no estoy muy lejos de la realidad si sumo a Santa Cruz, Cochabamba,
La Paz, Tarija y Potosí, con tres millones de ciudadanos exigiendo el respeto
al 21F, otro millón entre quienes no pudieron asistir y los que fueron
prohibidos por sus empleadores en el sector público.
Más de la
mitad del padrón electoral manifiesta expresamente su rechazo al oficialismo.
El saldo se divide entre la opción del continuismo ilegal, los pequeños
movimientos funcionales, y una cantidad nada despreciable de indecisos.
Pienso que
las cartas están echadas, y que la segunda vuelta es una posibilidad cada día
más real. Es muy importante no perder de vista que la composición de la
Asamblea Legislativa se determina en primera vuelta.
El país
necesitará un gobierno sólido, con una base política que permita razonablemente
reconducir y sincerar la economía, retomar los sistemas de control y
fiscalización del estado, detener la sangría de la corrupción, poner límites al crimen y la informalidad, y
reconducir lo importante de verdad: salud, educación, seguridad.
Está claro
que ninguno de los candidatos con posibilidades verdaderas ofrece alguna
certeza en cuanto a solidez. Mesa tuvo esta debilidad cuando hizo frente al
desafío, y el candidato ilegal podría perder mucho si las fuerzas de la
democracia se imponen, y el legislativo finalmente asume el rol que le asigna
la constitución.
Existe el
temor de que Mesa renuncie eventualmente y se desmorone un intento de
reconstrucción institucional. No me atrevo a descartar esa posibilidad, así
como tampoco puedo tener certeza de que la historia de estos últimos años no
sea simplemente una tramoya para entronizar a un bachiller que nunca tendría
mejores posibilidades. Es innegable que ha construido un aparato capaz de esto y mucho más.
Es una
verdadera pena que nuestras opciones sean tan pobres, pero es lo que hay. Este
es el escenario en el que cada uno tiene el poder de decidir. Será el voto y el
compromiso de cada ciudadano el que determine si en el futuro tenemos mejores
posibilidades, o seguimos dejando a otros que tomen nuestras decisiones.
Tu voto es
un voto, solo uno, tan importante y tan boliviano como cualquiera de tus
derechos. No lo despilfarres, haz que cuente, vota consciente. No te diré por quién votar. Piensa, decide,
asume tu responsabilidad y compromiso.
Hector Castro G. * 16 Oct 2019
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