Una década
extraordinaria para la economía de los países productores de materias primas,
causada por la enorme demanda china. Entre 2006 y 2014 Bolivia multiplicó por 5
o 6 sus ingresos por exportaciones de gas, minerales y los llamados
“commodities”.
Más allá de
cifras y responsabilidades, es un hecho objetivo que esta única oportunidad
para construir un país diferente, con la infraestructura necesaria para
producir más que solo recursos naturales, y con la posibilidad de ser
competitivos en todo momento, se ha desperdiciado.
La matriz
productiva del país es la misma, y los pocos esfuerzos que se hicieron en
industrialización han mostrado fracasos sistemáticos. Las inversiones se
hicieron en base a consignas políticas, dejando de lado el análisis técnico
imprescindible.
La gran
oportunidad, única e irrepetible, fue desperdiciada y dilapidada.
A partir de
octubre del año pasado la ciudadanía se fue involucrando poco a poco en el
quehacer político del país. Sin considerar el color o el bando en que uno se
encuentre, la actualidad política, económica y social forman parte importante
del día a día de los bolivianos.
La
participación ciudadana, impulsada por los cabildos, la movilización de 21
días, y las consecuencias de la huida del ex presidente, es extraordinaria. La
juventud en general asumió un rol importantísimo, pese a que en apariencia era
indiferente. Las redes sociales nos dan la posibilidad de ser participantes, y
no solamente electores obligados como siempre había ocurrido.
Este nivel
de participación y de interés de los ciudadanos es extraordinario. No ha
existido antes, ni para terminar con las dictaduras militares, ni durante el
periodo democrático entre 1982 y 2006.
Llama la
atención que los periodistas y medios de comunicación, muchos analistas, y ni
que decir de los políticos, no le dan ninguna importancia a este inusitado
interés de la ciudadanía.
La campaña
electoral es francamente mediocre. La ausencia de propuesta es tan evidente
como la dependencia de las cuestionadas encuestas. Candidatos de “primera
línea” que solamente aspiran a lograr participar de la segunda vuelta, y candidatos que
solo buscan conformar alguna bancadita.
La práctica
más utilizada es la de defenestrar al oponente, criticar la gestión de
gobierno, reclamar el pasado o apuntar los errores de los demás.
Se está
dilapidando otra oportunidad de oro. Es ahora que la ciudadanía necesita
orientación e información objetiva. Es una coyuntura increíblemente valiosa
para desarrollar una sociedad más madura políticamente, y asegurar de esa
manera, una democracia sólida, sin votos consigna, sin violencia infundada, y
con mejores perspectivas para el respeto de nuestras libertades y derechos.
Es
responsabilidad de todos los formadores de opinión aprovechar el gran interés
ciudadano para impartir conocimiento e información. Es bueno ver la coyuntura
como una verdadera oportunidad para servir a la comunidad, a la sociedad y a la
construcción de un mejor país.
Amplificar
la guerra sucia o simplemente rellenar espacios con temas intrascendentes,
cuando el país requiere urgentemente formación ciudadana para la democracia, es
fallar como lo hicieron quienes despilfarraron los miles de millones sin
transformar nuestra economía.
Que no nos
agarre nunca más un régimen que logre cooptar todos los poderes, sea
impunemente hegemónico, imponga normativas a la medida del rey, y todo ante la
mirada pasiva de una ciudadanía que no sabe que todo esto ocurre, lo permite y
consciente con su voto.
Tuvimos una
década de libertad de expresión permanentemente amenazada, medios perseguidos,
y periodistas silenciados, censurados, o sometidos. Hoy se vive en libertad
irrestricta. Es hora de hacer lo que hay que hacer. Bolivia lo necesita.
Hector
Castro G. * 10 Marzo 2020
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