miércoles, 22 de junio de 2022

¿EN SERIO? ¿EN MANOS DE DELINCUENTES?

Se necesita que la ciudadanía consiga abrir los ojos, los oídos y la mente. Es imprescindible razonar, meditar y alcanzar a entender que la labor es de todos. Hay bolivianos valientes y valiosos, que son los destinados a ser la semilla que germine en la colectividad, porque es la única forma de recuperar nuestra patria, nuestra república, inclusiva y democrática, que no cometa los errores del pasado y que logre trascender la chicata visión de los viejos políticos, que solamente construyeron un terreno fértil para la impostura del socialismo. Bolivia necesita sincerarse, necesita tomar en serio su realidad, despojarse de ignorancias y manipulaciones, que tanto daño le hacen por la enorme cantidad de población vulnerable.

El pensamiento y el razonamiento de cada boliviano resultan valiosísimos y tienen que ser parte del rescate de nuestra grandiosa patria, diversa y rica, pluri y multi, así como es, pero sin aprovecharse de ninguna frustración ni de la perversa discriminación que sufrió siempre. Bolivia es digna, es rica por su diversidad, es viable porque puede gestionar su propio valor, sin ser manipulada u utilizada por consignas perversas, como el socialismo del siglo XXI, la instrumentalización de Soros y su tentación hegemónica, o el egoísta y destructor imperialismo de la funcional derecha internacional. Recuperar la decencia y la moral no deja dividendos, así que no permite comisiones para dirigentes y otros  funcionales giles. Solamente los ciudadanos bolivianos, decentes, leales, solidarios, y especialmente conscientes de las verdaderas amenazas podremos luchar efectivamente contra la verdadera amenaza.

En mi entorno cercano encuentro pesimismo y derrotismo, hay un sentimiento de impotencia, de que la posibilidad abierta en noviembre de 2019 fue dilapidada y desperdiciada. Es comprensible, pero creo firmemente que la verdadera esencia de la rebelión popular de octubre 2019 está intacta, y ahora tiene conocimiento, reflexión y sabiduría, ausentes en esa oportunidad. No será posible que los bolivianos confiemos en los políticos funcionales al régimen. La siguiente rebelión no terminará en 21 días. Los bolivianos ya sabemos que esa fue una ingenuidad imperdonable.

Los bolivianos no amamos a Bolivia el 6 de agosto, ni cantamos como loritos el 23 de marzo. Tenemos una verdadera convicción de patria y de libertad. No hablo de los denominados “pititas”, sino de todos. Los que apoyan al MAS son exactamente iguales. Todos somos verdaderos amantes apasionados de nuestra Bolivia. La estrategia masista ha conseguido implantar una narrativa sesgada y terriblemente falsa. Ha logrado que la mitad de los bolivianos odie a la otra mitad.

Antes, hace 15 o más años, había problemas de discriminación, de segregación, de regionalismo, de clasismo o de separación de clases. Lo que jamás existió fue racismo, hasta que los impostores inventaron este falso argumento, que rima con “fascismo”, lo que completa su impostura y su maldita narrativa. Argumentos que bien vendidos, son la raíz de la polarización y la destrucción de Bolivia, tal y como fue concebida por los perversos  y criminales «intelectuales» del denominado «socialismo» del siglo XXI, que solamente consiguió llenar los bolsillos de unos cuantos, sin que importe nada, sin que el resultado sea una degradación moral y material del estado, o sea de los bolivianos, y que crean que hay un futuro y una promesa de bienestar y de éxito como país. Está claro que consiguieron el apoyo de la gente, pero no pudieron darle alguna solución a los problemas y a la frustración de los más necesitados. Lo que consiguieron es que ellos crean en ese proyecto, aunque 15 años de poder hayan sido un verdadero fracaso.   

Mi pobre Bolivia está enfrascada en una inútil discusión de «golpe» o «fraude». Mientras el tiempo pasa, las oportunidades de la modernidad siguen su propio ritmo. El corredor bioceánico es descartado por un bloqueo que exige la renuncia de un rector universitario, que es insignificante, que solamente es una pugna de poder de un ignorante dirigente cocalero. La más grande reserva de litio del planeta, potencial futuro económico del país, es gestionada por el interés de los hijitos de un burócrata masista, que hoy le ha tocado « en suerte » el cargo de presidente. Todo el aparato productivo nacional está en manos de los que pugnan por el poder dentro de un partido político, que sufre luchas internas por cada parcela, como si fueran los propietarios del país.

Todos los días somos víctimas de la imposición de una narrativa indecente, por los medios oficialistas y por los medios contestatarios. La Razón tiene titulares que manipulan, pero Página Siete no se queda atrás. Ambos, igual que todos los otros, responden a agendas falaces, que solamente imponen un falso debate entre los bolivianos. Unos estúpidos que sostienen que hubo golpe, y otros que patalean e intentan, sin éxito, desvirtuar esa narrativa.

La única víctima de este estúpido y perverso debate es Jeanine Añez, que tiene que sufrir la tortura y la extrema indecencia de los mercenarios de la justicia, que reciben unos pesitos y disfrutan de la ilusión del poder que,  sabemos todos, no es eterno. A los ciudadanos de a pie esto no nos afecta más que en nuestra indignación y rabia, que se combate con ranitidina.

Ella es la muestra y la prueba de que el famoso «proceso de cambio» no es más que una grandísima impostura. No es difícil entender que el régimen pretende meter miedo, acobardar a los bolivianos, amenazar a cualquiera que se atreva a pensar diferente, imponerse con sus torcidas reglas a quien se presente vulnerable, y finalmente imponer su forma de gobierno a todos, a cada uno, a tí, a tus hijos, a todos los bolivianos, hayan votado por ellos o no. Si eres indiferente, solamente te estás declarando más dócil y más servil a lo que te impongan, no estás siendo prudente, no estás evitando meterte en problemas, no eres más «inteligente». Estás siendo involuntariamente cobarde, así de claro.

Bolivia será libre el momento en que los bolivianos decidamos ser libres. No es un problema del pusilánime de Carlos Mesa, ni del brinconcito de LuiFer Camacho. No debemos ni podemos esperar que algún político dé la cara por nosotros. Es así de simple.

Seguramente tendremos que tragarnos algunos liderazgos que sean incapaces. Que no den la talla. Que no hagan lo que todos esperamos, pero necesitamos que tengan la valentía de asumir el reto. Así lo hizo Jeanine, sin ninguna capacidad, sin ninguna preparación, sin súper poderes, pero con la valentía que pocos tienen.

Los bolivianos necesitamos aprender a aceptar a varias Jeanines, antes de encontrar a quien pueda y sepa liderar el verdadero cambio. La urgencia es salir del régimen delincuente, narcotraficante y terrorista, que intenta eternizarse en el poder. Esa es la prioridad, y no hay posibilidad de soslayar esta realidad.

La lucha es difícil, va a costarnos mucho. Es probable que algunos caigamos presos o muertos, está claro. Pero yo pienso y tengo la convicción de que esta lucha merece que yo entregue todo lo que esté en mis manos, cueste lo que cueste.

¿Cuánto vale Bolivia y la libertad para ti? ¿Un par de pretextos son suficientes? ¿El esfuerzo de toda tu vida por tus hijos merece ser descartado? ¿Vas a ocultarte como un cobarde?

Preguntas duras, respuestas aún más difíciles. El reto es complicado. ¿Merece pretextos, excusas o algún eufemismo de esos que están de moda?

Mi vida, tu vida, están en juego. Yo apuesto por la libertad. ¿Y tú?

 

Héctor Castro G. * 22 junio 2022

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