jueves, 29 de abril de 2021

INUTILES

Escribo esto a propósito de la participación de los diputados de Comunidad Ciudadana en el programa del Bunker Cabildo Digital del pasado martes 27 de Abril.

El fraude electoral es la razón y la explicación de lo que pasó, pasa y pasará en Bolivia. Tiene una dimensión tal que se constituye en uno de los “factores de poder” más importantes en la realidad boliviana.

Si los diputados de CC, y otros muchos, no lo ven solo puede tratarse de que están ciegos, tienen la consigna bien definida para no hacerlo, o son parte del aparato montado para robarles el voto a los bolivianos.

No me gusta tener que hacer estas afirmaciones. Me interesaría mucho más el saber que los parlamentarios de oposición defienden la legalidad, la democracia y el estado de derecho. Para minar la institucionalidad y desconocer la constitución y las leyes, están los oficialistas, y son más que suficientes.

Me resulta muy difícil de digerir que la diputada Luisa Nayar de CC tenga la posición de "pasar la página", de "no polarizar", y simplemente permitir que el padrón electoral permanezca en la oscuridad, sin ningún tipo de verificación, sin auditoría, sin transparentar los extraños resultados que los números muestran en cada elección.

Encuentro terriblemente irresponsable y hasta malintencionado el desconocer el trabajo de Transparencia Bolivia, de cientos de ciudadanos, que sin beneficio personal, sin retribución alguna, con recursos limitados, pero con un compromiso ejemplar con el país, han elaborado un informe que muestra de manera indiscutible la existencia de fraude electoral. Cientos de pruebas, objetivas y materiales, innegables e insoslayables. Pero el diputado Roca  tiene la desfachatez de afirmar que "no es el informe OEA", que es un trabajito cualquiera, y que no tiene por qué darle valor. Ese “trabajito” es muchísimo más valioso que todo lo que hizo Comunidad Ciudadana en cualquiera de los procesos electorales en que participó, aunque no consigan entenderlo.

Debo decir que CC no tuvo absolutamente nada que ver con el informe OEA 2019. Buscaban ir a 2da vuelta, soslayando todas las irregularidades. Los que arriesgaron hasta la vida para acorralar a la OEA, que tenía el libreto concertado con el oficialismo para validar esas elecciones, fueron ciudadanos dignos y valientes, sin partido, sin compromiso con ninguna consigna.

Comunidad Ciudadana, cegada por la megalomanía de su jefe que afirmo ser la víctima del fraude, inició el proceso penal, sin embargo, vieron calladitos como su “idóneo” amigo y protegido Salvador Romero procrastinó 9 meses su OBLIGACIÓN de constituirse en Parte dentro ese proceso.  

Tampoco se hizo nada por "limpiar" el proceso electoral, el padrón electoral y el Órgano Electoral. Por eso hoy es fácil para el masismo asegurar que el fraude nunca fue comprobado. Por la complicidad del TSE, la ineptitud o complicidad también de CC, y por la fragilidad e inoperancia del gobierno transitorio.

De manera consecuente con su triste papel, cuando la justicia libera a todos los encausados y pretende archivar el caso, CC  mantiene un silencio tan indigno como cobarde. Le dijimos tibieza, pero no lo es. Raya en la delincuencia.

Ya vendieron la lucha de los bolivianos una vez, se escudan en "la mala gestión" del gobierno transitorio, sin haber aportado en NADA a la recuperación del estado de derecho. Dedicaron todos sus esfuerzos a una campaña electoral absurda, sin posibilidades reales de ganar nada, obnubilados por el voto útil,  poniendo en evidencia que sus prioridades son de grupo, son partidarias y no patriotas. Minaron la fortaleza, si se puede llamar así, del precario gobierno de Añez, para ganar veinte votos. Vendieron así de barata la recuperación de la democracia.

En vez de protestar como “mojigatas” por el actuar del gobierno transitorio, su labor debería ser la de formular políticas que prevengan la endémica corrupción. Está claro, clarísimo, que los corruptos y los indecentes no tienen color. Están donde pueden robar, están en todos los partidos y donde puedan acomodarse. Viven en la lógica de que “no es justo que solo los masistas roben, yo también tengo el derecho”. No es necesario esperar a que todos los partidos, a su turno, lleguen a instancias de poder para corroborar este extremo. Ya será tarde.

Salvador Romero renuncia, con un mensaje tan cínico como su gestión. Se va sin afrontar ninguna consecuencia de su actuar al frente del Órgano Electoral. Solo queda especular sobre la protección con la que cuenta, si se quedará en Bolivia, si su renuncia estaba programada y consensuada, si fue el propio Carlos Mesa quien sugirió su designación por la Presidenta Añez, o si fue parte de los acuerdos “secretos” del momento de la transición.

En fin, es ingrato constatar una vez más que la agenda de los políticos está muy alejada de lo que los bolivianos queremos y necesitamos. El ambiente podrido de mentiras, postverdad, demagogia e impostura, de unos y otros, va conformando otra vez esa acumulación de disconformidad, de hartazgo, de cansancio de la población. La salida, cuando se desate, podría ser extrema en cuanto a violencia y destrucción.

El papel fiscalizador de la primera fuerza de oposición deja mucho que desear. Crea una enorme sensación de desconfianza e indefensión en los bolivianos.

Pueden tener este tipo de posiciones condescendientes, inocuas, ingenuas  y hasta cómplices? Probablemente alegarán que no cometen ninguna ilegalidad, engrosando así el regimiento de políticos para los que la ética y la corrección solo son válidas para los giles.

Ustedes no son los primeros, y seguramente no serán los últimos. Al menos tengan la lucidez de ver cómo les fue a sus antecesores. A ver si les llega algo de iluminación.

 

Hector Castro G. * 29 Abril 2021

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