domingo, 21 de febrero de 2016

EL DESAFIO MAS GRANDE DE LA HISTORIA RECIENTE DE BOLIVIA


La hipótesis de la victoria del NO, que parece cada vez más cercana, plantea el desafío más grande que tenemos los bolivianos en los últimos años.

El MAS tiene por delante el desafío de encontrar una candidatura renovada y refrescante, más allá del alto porcentaje de renovación que tiene en sus asambleístas, necesitará renovar liderazgos.

La derrota del SI pondrá en evidencia algo que ya sale a relucir, y es la gran conflictividad y lucha interna. El MAS es una gran confluencia de intereses sectarios y de intereses personales. No se explica de otra manera el destape de la corrupción en el Fondo Indígena, el tráfico de influencia evidente en el caso Zapata / CAMC, y los últimos acontecimientos en la alcaldía de El Alto.

El MAS no es un partido, es una confluencia de grupos corporativos, cada uno con sus propios dirigentes, sus propios intereses personales, y lo único que mantiene cohesionados a todos estos intereses es que la figura del caudillo mantenga su situación.

No son seguidores de una ideología, no les interesa una política de estado, no son simpatizantes de Evo Morales por su liderazgo. Simplemente necesitan mantener su espacio de poder, influencias y negocios, o en su caso, acceder al espacio prometido (de ahí la alta renovación en la ALP).

Por tanto, ante la imposibilidad constitucional de re elección, los problemas afloran y se exacerban. No tienen alternativa para la candidatura 2019.

El sucesor no solo deberá contar con el apoyo de estos innumerables intereses. Evo Morales deberá tener certeza de elegir a quien le asegure subordinación, obediencia, y lealtad a toda prueba. El proceso de selección revelará otro fenómeno hasta ahora oscuro. Cuál es el entorno cercano al presidente? Quienes son los “leales” a Evo?

El desafío es enorme, puede acarrear serios momentos de inestabilidad en el MAS. Quedan cuatro años de gobierno muy complicados para este sector político y para el país.

La oposición, por su parte tiene un desafío talvez mayor. Encontrar consensos para unificar fuerzas en torno a una candidatura fuerte y capaz de afrontar una elección nacional de manera seria y competente.

Los líderes del pasado tienen el escenario extremadamente complicado, por la agenda mediática del gobierno, la persecución judicial, y especialmente por el descrédito cultivado en estos últimos diez años.

A la luz del presente, creo que cuatro años son muy cortos para crear y desarrollar un solo liderazgo que responda al menos a la mayoría opositora.

Será tiempo de formar y promover un equipo de trabajo, y no simplemente un caudillo con entorno oportunista?

El desafío es monumental.



Hector Castro G. * 21 Febrero 2016


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