Brad y
Angelina, Ben y Jen, Starsky y Hutch, Mortadelo y Filemon, Margaret Thatcher y
John Major, Mennahem Begin y Golda Meir,
Aguero e Higuaín, Batistuta y Crespo, Albert Einstein y Stephen Hawkins,
Ben Johnson y Carl Lewis, Sugar Ray Leonard y Roberto “Mano de piedra” Durán, Jackie
Chan y Bruce Lee, Nadal y Federer, Asterix y Mafalda…
En fin…..
nada, pero nada es satisfactorio para la gente.
Reclaman
unidad, exigen concertación, no a la dispersión, y cuando tres líderes políticos
deciden unirse en una sola candidatura, son lo peor que puede existir.
Nunca se
podrá encontrar lo que buscan, pues no existe.
El fugitivo
dice “buu” y todo el mundo tiembla. Histeria, pánico, miedo inexplicable.
Le
encuentran el defecto a todo. Que “no tiene palabra”, cuando es más que
evidente que la política, así como la vida misma, es dinámica y las
circunstancias cambian. Todos tenemos derecho a cambiar de opinión, y más bien
que lo hacemos. No imagino a un político que se quede petrificado mientras la
realidad cambia. No serviría para nada, y sería criticado por no saber cuándo
cambiar de opinión y avanzar.
Es llamativo
ver como son criticados por detalles insignificantes, perdiendo la perspectiva
de que estamos saliendo de un régimen que mató a cientos de bolivianos,
despilfarró el futuro de nuestros hijos, degradó los valores de la sociedad a
niveles casi irrecuperables, embargó el prestigio del país al narcotráfico,
mintió y engañó con tal naturalidad que la mitad de los bolivianos sigue creyendo
cualquier cosa.
La
democracia es producto de la construcción, lenta y costosa, de una forma de
vida para los ciudadanos. Los encargados de construirla somos precisamente los
ciudadanos. No entendemos que cada día estamos siendo simplemente destructivos.
La lucha fue
y es para recuperar la democracia. Expulsamos a un régimen que no aceptaba que
alguien piense diferente. Hoy nos limitamos a ser cada uno, un totalitario de
maceta, un dictador en miniatura, un rey chiquito dueño de la verdad, y al
final seguramente el resultado será la suma de intransigencias, perdedora,
frente a la disciplina impuesta sobre la ignorancia. Ellos están mejor, por que
ellos no deliberan, simplemente acatan y obedecen.
Nuestro
futuro y la democracia dependen de esta construcción. No esperemos nada bueno
si todo lo que hacemos es demoler y destruir.
Hector
Castro G. * 01 Febrero 2020
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